Muchos esperan con ansias la llegada de la primavera y el buen clima, sin embargo, para un gran número de personas esta época del año se transforma en un verdadero calvario debido a las alergias producidas por el aumento de la cantidad de polen en el aire.

Picazón, irritación de ojos, nariz, estornudos, son algunos de los desagradables síntomas que algunas personas ya están comenzando a presentar por la llegada de la primavera. Pero ¿qué es la alergia? ¿cómo diferenciarla de un resfrío?

Paula Salinas, académica de la carrera de Enfermería de la Universidad Santo Tomás, comenta que a diferencia de un resfrío común, la alergia es una respuesta exagerada del sistema defensivo que identifica como nocivas determinadas sustancias inocuas, como pueden ser los pólenes de algunas plantas o los ácaros del polvo doméstico, habitualmente toleradas por la mayoría de las personas.

“Esta respuesta inapropiada y equivocada, es claramente perjudicial y produce una serie de alteraciones inflamatorias de la piel y mucosas, que originan los diferentes síntomas y signos de las enfermedades alérgicas”, señala la académica de la UST.

Cabe destacar, que las alergias tienen sus orígenes en factores predisponentes genéticos y factores ambientales desencadenantes. Paula Salinas comenta que los antecedentes familiares son muy importantes, ya que se ha calculado que si uno de los progenitores es alérgico, la probabilidad de que el niño padezca alergia es aproximadamente del 50%. Si los dos progenitores son alérgicos, la probabilidad se acerca al 70%.

Es importante tener en cuenta que no se nace alérgico, “se tiene una predisposición genética y en función de los factores ambientales la persona se hace alérgica a determinadas sustancias con capacidad de producir una respuesta inmunológica de hipersensibilidad y posteriormente alergia. Estas sustancias se denominan alérgenos”.

Sin embargo, la académica de la UST cuenta que es posible prevenir las alergias, y entrega consejos que ayudarán a disminuir este malestar típico de esta época del año:

– Evita aquellos lugares que concentren más cantidad de polen: parques, jardines, entornos rurales.

– Si no es necesario, no salgas a caminar los días muy ventosos porque el viento arrastra grandes cantidades de polen. Si tienes que salir, utiliza gafas para protegerte los ojos, e incluso una mascarilla. Si viajas en coche, hazlo con las ventanillas cerradas. Las mayores concentraciones de polen se producen a primeras horas de la mañana, entre las 5:00 y las 10:00 horas, y últimas horas de la tarde, 19:00 a 22:00 hora.

Evita hacer ejercicio u otras actividades al aire libre en ese horario, y mantén las ventanas de casa cerradas.

– Es conveniente que tengas una secadora en casa, o al menos coloca un tendedero en el interior de la vivienda para que la ropa no permanezca al aire libre y se llene de polen.

– Cuando vuelvas a casa, dúchate, lávate el cabello y cámbiate de ropa, para eliminar los restos de polen que se hayan podido quedar adheridos a las prendas y a la piel.

No fumes, y no frecuentes lugares donde se concentre humo de tabaco, porque esta sustancia incrementa la respuesta alérgica y reduce los factores de defensa de la mucosa respiratoria frente a las infecciones.

Evita los cambios bruscos de temperatura y, en épocas de epidemia de gripe o resfríos, procura no permanecer mucho tiempo en lugares cerrados donde haya mucha gente (centros comerciales, cines, restaurantes…), ni tener contacto con personas que tengan algún tipo de infección respiratoria.

Protege tu piel del sol. Utiliza una crema protectora adecuada para tu tipo de piel si vas a exponerte a la luz solar, aunque no sea verano.

– Los olores fuertes que desprenden algunos productos también pueden originar alergia y agravar los síntomas y molestias. Si eres alérgico, ten cuidado con alimentos como salsas picantes y vinagre, perfumes, lacas, desodorantes, acetona, alcohol, y productos de limpieza para el hogar, entre otros.