Pericias efectuadas por la Policía de Investigaciones lograron esclarecer el robo de oro desde una céntrica joyería de San Felipe.

De acuerdo a lo establecido, la trabajadora de una joyería de la ciudad es la principal sospechosa del robo de costosas láminas y barras de oro que fueron avaluadas en más de un millón y medio de pesos.

La diligencia investigativa se inició cuando la propietaria de la joyería corroboró que las placas del precioso metal estaban desapareciendo, por lo que decidió estampar la denuncia correspondiente para esclarecer la extraña perdida.

Según el Jefe de la Bricrim de San Felipe, subprefecto Carlos Rivera, el registro de las cámaras de seguridad, evidenció el modus operandi con el que se cometía el delito.

Las placas, láminas, barras y joyas de oro eran llevadas a la única casa de compraventa de oro que opera en San Felipe según explicó Rivera, por lo que han revisado cada una de las especies que hay en ese lugar para cotejarlas con las sustraídas en la joyería.

El subprefecto recalcó que este tipo de investigaciones es particularmente compleja, ya que después de tres meses habitualmente los joyeros o casas de compraventa de oro inician un proceso de fundición del metal, para venderlo o confeccionar otras joyas.

Esto pudo haber ocurrido en este caso, por lo que seguramente muchas de las joyas y laminas sustraídas ya fueron fundidas y no podrán ser recuperadas desde la bodega de la compra venta, por lo que tampoco se podrá determinar el monto real de las especies sustraídas.

Por disposición de la fiscalía local, las dos mujeres implicadas, una trabajadora del local y otra que actuaba como receptora de las especies para llevarlas a la compraventa, quedaron en libertad pese a las imágenes que las delataban y con fijación de domicilio a la espera de ser citadas a declarar al Ministerio Público. La razón fue que no pudo constatarse el delito de manera flagrante.