La primera ministra británica, Theresa May, instó el jueves a sus socios de la Unión Europea a alcanzar un acuerdo de divorcio que pueda “defender” ante los ciudadanos de su país, en un contexto de negociaciones del Brexit estancadas.

“Debemos trabajar juntos para llegar a un resultado que podamos respaldar y defender ante los ciudadanos”, declaró la primera ministra británica en una cena de trabajo durante una cumbre europea en la que participan los 28 líderes de la UE.

Según un alto responsable británico, May hizo hincapié en la importancia de alcanzar un acuerdo que “el pueblo británico considere como el mejor para los intereses del Reino Unido”. “E igualmente del lado europeo”, agregó.

Los líderes europeos tienen previsto reunirse sin ella el viernes, en el segundo y último día de la reunión, para hacer un balance de las negociaciones iniciadas hace cuatro meses.

Londres presiona por iniciar ya las discusiones sobre las futuras relaciones con el bloque, pero los europeos se niegan a pasar a esa segunda fase sin resolver antes “las prioridades del divorcio”: garantizar los derechos de los ciudadanos, saldar la factura del Brexit y resolver la cuestión de Irlanda del Norte.

Aunque el objetivo era autorizar esta segunda fase en la cumbre, los líderes, sin su par británica, decidirán posponer la decisión a diciembre, pero en señal de buena voluntad, autorizarán “discusiones preliminares internas” entre los 27 sobre la futura relación, según un borrador de conclusiones.

“No hay progresos suficientes para comenzar” a discutir un eventual acuerdo comercial y un período de transición de dos años tras la marcha efectiva de Reino Unido a fines de marzo de 2019, advirtió la influyente canciller alemana, Angela Merkel.

Pero “no veo ninguna señal de que no lo lograremos”, matizó. “Quiero un acuerdo claro y no un solución imprevisible”.

Para allanar el camino, la primera ministra británica prometió la víspera en Facebook procedimientos “simplificados” para los tres millones de ciudadanos europeos residiendo en Reino Unido. “Queremos que la gente se quede y queremos que las familias se mantengan unidas”, afirmó.

La UE cierra filas con Madrid

Los europeos se enfrentan desde hace meses a su mayor crisis política, con la salida de Reino Unido, pero esta cumbre se produce también en un contexto de tensión en otro país del bloque, España, cuyo gobierno busca frenar la independencia de la región de Cataluña.

A primera hora de la mañana, el gobierno español anunció que tomará medidas para intervenir el gobierno de Cataluña y un consejo de ministros extraordinario está previsto, en este sentido, el sábado.

El presidente del gobierno español, Mariano Rajoy, prefirió evitar la cuestión, entrando al jueves a la sede del Consejo Europeo en Bruselas y saliendo de ésta pasada la medianoche sin decir palabra a la prensa.

Otros líderes sí se pronunciaron sobre el desafío secesionista y cerraron filas con el líder español. El presidente francés, Emmanuel Macron, aseguró que la cumbre serviría para enviar “un mensaje de unidad” con España.

La canciller alemana deseó por su parte “soluciones (…) en base a la Constitución” española, mientras que el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, descartó cualquier intervención de la UE en la crisis catalana, una cuestión “interna” según las instituciones europeas.

La voz discordante entre los líderes es la del primer ministro belga, Chales Michel, quien en un lenguaje mucho más fuerte llamó a una “desescalada” en España y al “diálogo”.

Acuerdos comerciales sobre la mesa

Además del Brexit, los mandatarios europeos abordaron este jueves su política diplomática, con discusiones consagradas al acuerdo nuclear con Irán, amenazado por la posición de Estados Unidos, así como a Corea del Norte y a las relaciones con Turquía.

A petición del presidente francés, los líderes tenían previsto discutir durante la cena la política comercial de los 28, en un contexto de preocupación en París por el impacto acumulado de los acuerdos comerciales, como el negociado actualmente con los países del Mercosur, en su sector agrícola.

Para el jefe de Estado francés, una “Europa que protege es (…) una Europa que sabe encontrar los buenos acuerdos de libre comercio, las buenas negociaciones para proteger a sus trabajadores y consumidores”.

Algunos países consideran no obstante demasiado proteccionista la visión comercial de Francia. “No me gusta el enfoque de que debemos frenar las negociaciones de libre comercio”, dijo a la AFP antes de la cumbre el primer ministro sueco, Stefan Löfven, para quien “el comercio es bueno para Europa”.