El pasado martes, la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) de Venezuela aprobó una moción introducida por Diosdado Cabello, primer vicepresidente del partido de Gobierno, el PSUV. Cabello pidió adelantar los comicios presidenciales pautados originalmente para diciembre de 2018 y espetó: “Si el mundo quiere aplicar sanciones, nosotros convocamos a elecciones. Este pueblo tiene derecho a decidir su propio destino”.

El influyente chavista se refería a las medidas punitivas que la Unión Europea había implementado un día antes contra siete funcionarios estatales venezolanos –incluido el propio Cabello– acusados de irrespetar la Carta Magna, abusar de su poder para restringir los derechos políticos de la oposición y violar derechos humanos sistemáticamente.

La ANC, que carece de reconocimiento internacional por haber sido creada en circunstancias reñidas con la Constitución, decretó que los votantes debían ir a las urnas antes de mayo. Pero, ¿por qué solicitar elecciones anticipadas en respuesta a las sanciones comunitarias?

Fernando Mires, profesor emérito de la Universidad de Oldenburg, niega que una cosa haya desencadenado la otra.

A sus ojos, los comicios fueron adelantados por el oficialismo para aprovechar que “la oposición no podría estar más dividida que ahora” y para darle una patada a la mesa donde negociaba con ella, habiendo obtenido el tiempo que necesitaba ganar con el diálogo de República Dominicana.

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“Además, unos comicios anticipados colocan al antichavismo en un dilema difícil de resolver. La oposición, que no reconoce formalmente a la ANC, se vería obligada a hacerlo si decidiera participar en la contienda. Y si optara por boicotear el proceso, el hombre fuerte de Caracas, Nicolás Maduro, sería reelegido por la mayoría de los venezolanos que se animaran a votar”, explica Mires.

Mariano de Alba, especialista en Derecho Internacional y Relaciones Internacionales radicado en Washington, coincide con el docente de Oldenburg; a su juicio, una facción del chavismo saboteó el careo de Santo Domingo para no comprometerse a garantizar votaciones limpias y transparentes.

“En República Dominicana no estaban representados todos los actores relevantes del partido de Gobierno, que hace tiempo dejó de ser un bloque monolítico. Todo apunta a que, al final, se ha impuesto el ala más radical, la que prefiere apresurar el paso con miras a conservar el poder hasta 2025”, advierte el abogado.

Ivo Hernández, profesor en el Instituto de Ciencias Políticas de la Universidad de Münster, cree que el régimen de Maduro adelanta los comicios presidenciales para que la reciente “masacre de El Junquito” pase a un segundo plano y para que la comunidad internacional deje de criticarlo por un tiempo, “como lo hace cada vez que se anuncian elecciones en Venezuela”.

Una “oportunidad dorada” para la oposición

“Por otro lado, esta nueva treta de la narcodictadura chavista le brinda a la oposición una oportunidad dorada para cohesionarse en torno a un proyecto concreto: el de darle la espalda a las elecciones presidenciales y dejar a Maduro solo en el ruedo, alertando de antemano y explícitamente que cualquier otro político que lance una candidatura quedará desenmascarado como una ficha del oficialismo”, acota Hernández.

“El antichavismo puede desnudar al régimen de Madu
ro diciéndole: ‘Nadie juega béisbol solo. Si usted quiere, saque a sus jugadores al campo. Pero si usted no tiene contrincantes, el partido que usted juega es una farsa’. Ese grado de lucidez es lo que la comunidad internacional espera de la oposición venezolana”, subraya el experto de Münster.

El experto alude a pronunciamientos recientes del secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), Luis Almagro, y sobre todo del ministro de Exteriores mexicano, Luis Videgaray, uno de los facilitadores de los coloquios de Santo Domingo.

“La decisión del Gobierno venezolano de realizar elecciones en el primer cuatrimestre del año es incompatible con el diálogo en Dominicana. La fecha de la elección era una de las cosas más importantes que ahí se negociaban, y no se había llegado a un acuerdo al respecto”, escribió Videgaray en un mensaje de Twitter este 23 de enero.

Al mismo tiempo, catorce países del Grupo de Lima -entre ellos Chile- rechazaban el llamado a elecciones anticipadas.

¿Votar como única salida a la crisis?

Mires no comparte la perspectiva de Hernández: “Es demasiado tarde para boicotear los comicios presidenciales de manera unificada porque Henry Ramos Allup, presidente del partido Acción Democrática, y Henri Falcón, líder de Avanzada Progresista, ya lanzaron sus candidaturas. En ese sentido, la oposición ya está dividida”.

“Además, aunque no faltan los que sueñan con una intervención militar extranjera, el golpe de Estado de un general benevolente o la absurda candidatura de un outsider como el empresario Lorenzo Mendoza, hay muchos venezolanos de a pie que quieren votar porque no le ven otra salida a la crisis”, comenta el catedrático, conocedor del drama político venezolano como pocos en Alemania.

Mires también sopesa con prudencia las declaraciones oficiales de Gobiernos y organismos multilaterales.

“No hace mucho tiempo la comunidad internacional asumía una posición radicalmente distinta de cara a la cuestión venezolana; sus posturas son tan cambiantes que no sirven como columnas para apoyarse”, critica el docente.

Para este experto, “no es la oposición venezolana la que debe seguir a la comunidad internacional, sino al revés. Habiendo dicho eso, si la oposición venezolana me preguntara qué hacer, yo le recomendaría tomar en serio la iniciativa electoral de Maduro y participar en los comicios presidenciales adelantados con todos los riesgos habidos y por haber”.

“Sin elecciones, no hay calle”

“Le recomendaría realizar elecciones internas primarias para designar a un candidato unitario –personalmente, yo creo que debe ser una candidata unitaria– y, en el curso de la breve campaña, entusiasmar a la mayor cantidad de electores posibles, incluidos los renuentes”, señala Mires.

“Sin elecciones, no hay calle. ¿Con qué otra motivación se va a sacar a la gente a la calle en este instante?”, agrega.

De Alba secunda a Mires parcialmente: “Yo no percibo que instancias como el Grupo de Lima busquen persuadir a la oposición venezolana de boicotear las elecciones anticipadas”.

“Por otra parte, participar o no en estos comicios es de una importancia tangencial para el antichavismo; independientemente de eso, la campaña electoral debe ser aprovechada por la oposición para unificar criterios, organizarse, conectarse con las poblaciones descontentas, incluidos los desencantados del chavismo”, sostiene De Alba.

“Todo esto es más urgente que las elecciones presidenciales por sí solas. Si la oposición no ejerce presión en Venezuela, el ímpetu proveniente desde fuera decae. Prueba de ello fue lo que pasó el año pasado: tuvieron lugar dos elecciones amañadas –las de gobernadores y las de alcaldes– y, como la oposición estaba desunida, las reacciones internacionales brillaron por su ausencia”, arguye De Alba.

“Ese es un precedente muy negativo porque envalentonó al régimen de Maduro”, enfatiza el jurista desde Washington.