En forma precisa y emotiva, Squella retrata, a partir de “Pluto” (Juan Frías González) y de Nancho (Hernán Squella Narducci), el mundo de los “hípicos” de Viña del Mar.

Con un fondo melancólico, con algunos toques de depresión y derrota, de esperanza y frustración, de alcoholismo y mucha amistad y compañerismo, Squella nos describe este mundo -del que él es parte activa- fuera de “mercado”, paralelo, con otros códigos, otras sensibilidades. Un mundo unido por la pasión por los caballos, por las carreras, por el vértigo de la competencia y de las apuestas. Una unión tan fuerte que permite que convivan seres muy diversos, personas adineradas, cultas, pobres, alcohólicas, depresivas…

“Es al interior de esta familia extendida donde tenemos que practicar la solidaridad del desamparo y cumplir con el contrato de indulgencia mutua.”
(pp 40)

Junto a lo anterior, aflora la infancia de varios de los personajes en breves y vívidos relatos de aventuras, impresiones y recuerdos guardados con cuidado y cariño.

“Por momentos todos viajan a la niñez, un tiempo que no tiene que ver con la inocencia, sino con el dominio sin contrapesos del tiempo presente” (pp 34)

El libro nos invita a conocer este mundo que brilló hace mucho tiempo (y hoy está en decadencia), a través de una mirada sensible, benevolente, cariñosa, culta y, en particular, realizada desde adentro. Una mirada que no juzga ni condena sino que pretende entender, hermanar, humanizar.

En este sentido, leer Hermano, no tarde en salir es un espacio, un momento, que nos transporta hacia la infancia (y la de nuestros padres o abuelos), el pasado, con una mezcla de melancolía, de tiempos pausados y humanidad (entendida como solidaridad y capacidad de comprensión e incluso de empatía con seres tan diversos y tantas veces menospreciados).

“Los bares, los cafés, los hipódromos, son sitios ideales para desarrollar sentimientos humanitarios y hacer declaraciones cordiales. En sitios como esos cualquiera mejora.” (pp 73)

En ese ambiente, inquietante, Squella invoca el recuerdo de Nancho, su hermano mayor que se quitó la vida alos 34 años.

“Ni enfermedad ni menos pecado, el suicidio es una manera de desertar del combate de la vida. Está precedido por un empobrecimiento del yo, de un yo que se humilla y encoleriza contra sí mismo”. (pp 76)

El libro es una joya de brillos deslavados, cargados de penas y fracasos pero a la espera del golpe de suerte.

Hermano, no tarde en salir

Agustín Squella Narducci
84 páginas
Lolita Ediciones
Santiago de Chile
Julio de 2016