Las grandes negociaciones diplomáticas sobre el programa nuclear iraní se reanudaron el sábado en Viena, aunque tanto Washington como Teherán admiten que queda “mucho trabajo” por hacer, y Francia insiste en ciertas condiciones indispensables para llegar a un acuerdo.

Los jefes de la diplomacia estadounidense e iraní, John Kerry y Mohamad Javad Zarif, fueron los primeros en llegar a la capital austriaca, donde discutieron durante varias horas.

“Tenemos mucho trabajo por hacer”, declaró Kerry antes de el inicio d la reunión, y añadió que, a su juicio, “todo el mundo querría un acuerdo, pero hay que resolver cuestiones difíciles”. Su homólogo iraní se pronunció en la misma línea.

La negociación debe finalizar el 30 de junio, pero la mayoría de negociadores estima que podría ser prolongada varios días.

Los ministros de Exteriores de los países implicados – por un lado, Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Rusia, China y Alemania; y por otro, Irán -, empezaron a llegar a Viena para abordar los últimos puntos, considerados los “más difíciles”.

Kerry aterrizó el viernes por la noche y Zarif, el sábado por la mañana. El jefe de la diplomacia francesa, Laurent Fabius, también llegará durante la jornada, mientras el británico Philip Hammond, el alemán Frank-Walter Steinmeier y la Alta Representante de la UE, Federica Mogherini, llegarán el domingo, según confirmó el despacho de esta última.

Las conversaciones se prolongarán durante varios días, si bien los ministros no permanecerán en Viena de forma continuada.

“Tendremos días y noches complicadas. Hará falta mucha calma y sangre fría”, prevé una fuente diplomática occidental.

Los puntos cruciales del acuerdo “siguen siendo extremadamente problemáticos”, según esta fuente, para quien subsisten “desacuerdos importantes”, si bien se realizaron algunos “progresos”.

Condiciones contra líneas rojas

La comunidad internacional quiere obtener estrictas garantías de que el programa nuclear tiene puramente una vocación civil y que Teherán no buscará hacerse con el arma atómica, a cambio de un levantamiento progresivo de las sanciones económicas impuestas desde 2005.

“Al menos tres condiciones son indispensables” para llegar a un acuerdo, advirtió el jefe de la diplomacia francesa, Laurent Fabius, a su llegada a la capital austriaca el sábado por la tarde.

“La primera es una limitación duradera de la capacidad nuclear iraní de investigación y producción, la segunda es una verificación rigurosa de los sitios (nucleares iraníes), incluidos los militares si es necesario, y la tercera es una vuelta automática a las sanciones en caso de violación de los compromisos adquiridos” por Irán, declaró Fabius.

“Esas tres condiciones respetan la soberanía de Irán. Aún no han sido aceptados por todos y sin embargo son el triángulo de base indispensable para el acuerdo sólido que buscamos”, añadió el ministro, que debía reunirse con Zarif y después con Kerry.

El canciller iraní, por su parte, repitió la principal exigencia de su país: “el levantamiento de todas las sanciones”.

Teherán querría que todas las sanciones fueran eliminadas en cuanto se llegase a un acuerdo, mientras que las grandes potencias desean levantarlas progresivamente.

A principios de semana, el guía supremo Ali Jamenei, reiteró las “líneas rojas” de la negociación, especialmente su negativa a permitir la visita de inspectores internacionales a “instalaciones militares” de su país.

Teherán y las grandes potencias, que negociaron en vano durante años, se embarcaron en septiembre de 2013 en unas intensas conversaciones para lograr un acuerdo que consagraría además el acercamiento entre Estados Unidos e Irán, tras 35 años de tensiones.

Un acuerdo significaría además el retorno a la escena internacional de la república islámica chiita, cuya influencia preocupa a las potencias sunitas de la región y a Israel.

En noviembre de 2013, los negociadores firmaron un acuerdo interino, renovado en dos ocasiones, y en abril pasado lograron fijar los parámetros de lo que podría ser un acuerdo definitivo.

“Siempre hemos sabido que a medida que nos acercáramos al final, (las negociaciones) serían más y más difíciles, porque lo que está en juego es más importante. Siempre se deja lo más duro para el final”, dijo un alto responsable estadounidense bajo el anonimato.