Los aviones de la coalición árabe volvieron a bombardear las posiciones de los rebeldes chiitas en Saná a pesar de la presencia en la capital yemení del emisario de la ONU, señalaron testigos este sábado.

Entre los blancos bombardeados al amanecer figuraba la casa del expresidente Alí Abdalá Saleh, que respalda a los rebeldes hutíes apoyados por Irán que se apoderaron de Saná y de regiones del oeste, del norte y del centro de Yemen en los últimos meses.

El expresidente ya no vive en esta casa del sur de la capital bombardeada en varias ocasiones.

Saleh, que permaneció 30 años en el cargo, renunció al poder en 2012 debido a la presión popular, pero varias unidades militares le siguen siendo fieles y ahora apoyan a los rebeldes.

En una entrevista difundida el viernes por la cadena Al Mayadeen, con sede en Beirut, Saleh afirmó que Arabia Saudí le propuso “millones de dólares” para cambiar de bando.

El reino saudí es el jefe de filas de la coalición árabe que bombardea desde el pasado 26 de marzo a los rebeldes en Yemen para impedirles que se hagan con el control total del país.

Los bombardeos también afectaron al cuartel general de la fuerza aérea rebelde, depósitos de armas y la base aérea de Dailami en Saná, según testigos.

Los hutíes tratan de apoderarse de Adén, la gran ciudad del sur, de donde el actual presidente Abd Rabbo Mansur Hadi huyó en marzo para refugiarse en la vecina Arabia Saudí.

Los nuevos bombardeos se producen al día siguiente de la llegada a Saná del enviado especial de la ONU para Yemen, el mauritano Ismail Ould Cheikh Ahmed, según Sabanews.net, un medio de comunicación electrónico controlado por los rebeldes.

La ONU tuvo que aplazar las conversaciones que tenían que comenzar el 28 de mayo en Ginebra porque el gobierno yemení en el exilio exigía como condición previa la retirada de los rebeldes de los territorios conquistados.