El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, se encontraba el viernes presionado para sacar al país del caos, tras un llamamiento al orden de Estados Unidos, que anunció el envío de consejeros militares para ayudar en la ofensiva contra los insurgentes sunitas.

El presidente Barack Obama enviará este fin de semana a su secretario de Estado, John Kerry, a Oriente Medio y a Europa para unas consultas sobre la crisis iraquí, una gira que según fuentes parlamentarias estadounidenses incluirá una parada en Irak.

El gran ayatolá Ali al Sistani, principal autoridad religiosa chiita de Irak, declaró por su parte este viernes que los insurgentes sunitas tienen que ser expulsados antes de que sea demasiado tarde.

En el terreno, los insurgentes liderados por el grupo yihadista del Estado Islámico en Irak y en Levante (EIIL) consolidaban su control sobre amplias partes del territorio repartidas en cuatro provincias del norte y el este del país.

Los yihadistas se hicieron rápidamente con estos territorios en una ofensiva lanzada el 9 de junio, que tiene por objetivo Bagdad. Tras la desbandada de los primeros días, las fuerzas armadas buscan retomar la iniciativa.

La minoría sunita acusa al chiita Maliki, en el poder desde 2006, de marginalizarlos y sus oponentes sunitas, chiitas y kurdos de acaparar el poder.

En su intervención el jueves sobre Irak, donde la presencia estadounidense durante ocho años ha costado la vida a 4.500 soldados tras haber derrocado al presidente sunita Sadam Husein, Obama afirmó que no habrá solución militar en el país.

Maliki “y los demás dirigentes iraquíes se encuentran ante una prueba”, advirtió Obama, que los llamó a enfrentar “el desafío” de “superar la desconfianza, las profundas divisiones confesionales” y el oportunismo político.

“Sólo los dirigentes que pueden gobernar incluyendo (las diferentes sensibilidades y religiones) pueden estar en condiciones de ayudar a los iraquíes a atravesar esta crisis”, juzgó el presidente estadounidense.

“CON O SIN MALIKI”

Francia, a través de su ministro de Relaciones Exteriores, Laurent Fabius, fue más allá y deseó que Irak se dote de un gobierno de unión “con o sin Maliki”.

Obama reiteró que las tropas estadounidenses no volverán a combatir en Irak pero afirmó que su país se preparaba “para emprender acciones militares contra un objetivo militar concreto si y cuando la situación en el terreno lo requiera”.

Anunció el envío de hasta 300 asesores militares para “entrenar, asesorar y apoyar a las fuerzas de seguridad iraquíes” y podrían servir también para coordinar ataques aéreos.

En este contexto advirtió a Irán, país de mayoría chiita y vecino de Irak, también de mayoría chiita, contra “una intervención militar únicamente en nombre de los chiitas”.

“Las recientes declaraciones de Obama demuestran que la Casa Blanca no tiene una seria voluntad de combatir el terrorismo en Irak y en la región”, reaccionó Hosein Amir Abdollahian, viceministro de Relaciones Exteriores iraní.

Desde el 9 de junio, el EIIL ha tomado la segunda ciudad de Mosul, una gran parte de su provincia de Nínive, Tikrit y otros sectores de las provincias de Saladino, Diyala y Kirkuk.

Los combates seguían en la ciudad estratégica de Tal Afar (380 km al norte de Bagdad), cerca de las fronteras con Siria y Turquía, donde el ejército trata de desalojar a los rebeldes, según fuentes de seguridad.

Si el grupo yihadista no es “combatido y expulsado de Irak, todo el mundo lo lamentará mañana, cuando los arrepentimientos ya no tengan sentido”, anunció el portavoz de Sistani en su nombre.