Poco más de 27 mil taxis básicos, ejecutivos y de turismo circulan por toda la capital cada día. Éstos, correctamente inscritos en el registro oficial de taxis. Por otro lado, el parque de taxis en Santiago se congeló en 1998, es decir, desde hace 16 años que nadie puede obtener un cupo para operar taxis en la ciudad.

Es por esto que se formó una especie de nuevo negocio: vender un espacio para ingresar al rubro. Si antes un cupo costaba 300 mil pesos, hoy en día hay aspirantes a taxista que incluso pueden llegar a pagar 8 millones de pesos.

La situación es grave si se piensa que gracias a la ejecución de la “ley de oferta y demanda”, si una persona quiere iniciarse en este rubro hay que comprar también el automóvil que tiene los derechos para operar como taxi. Y de querer renovar dicho vehículo, entonces la inversión sería millonaria.

Luis Reyes, presidente de la Confederación Nacional de Taxis de Chile -Confenatach-, comentó este problema en Expreso Bío Bío, señalando que entre los años 1995 y 1996 hubo un boom de taxis y el trabajo se convirtió en una “selva.

“El que quería tenía un taxi, nos costó en la organización hacerle presente al Gobierno de turno lo que significaba esta selva donde trabajábamos, y donde cada uno hacía lo que quería”, dijo.

“Lamentablemente hasta hoy día estamos pagando otro corto más”, agregó, asegurando que la calidad de vida de los taxistas ha ido disminuyendo cada día. “Esperamos que nuestra actividad pueda ser considerada de mejor forma que hace años”, aseguró.

La proliferación de taxis piratas o informales también se ha considerado un problema grave, lo que fue comentado por uno de los colegas de Reyes que participó de la conversación.

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