Unas 1.200 personas han muerto probablemente por el paso por Filipinas del tifón Haiyan, uno de los más fuertes jamás registrados y que se dirige ahora hacia el centro de Vietnam, anunció este sábado la Cruz Roja local en una estimación preliminar.

“Es una evaluación. Otras (autoridades) deben hacer un recuento” preciso de las muertes provocadas por esta tormenta, dijo a la AFP la secretaria general de la Cruz Roja filipina Gwendolyn Pang.

El balance oficial del gobierno filipino era de 138 muertos. Aún no se conoce con precisión la magnitud de los daños. Las zonas más afectadas seguían aisladas, con las redes eléctricas y telefónicas fuera de servicio.

Todavía no se ha logrado establecer contacto con Guiuan, una ciudad portuaria de 40.000 habitantes, la primera en ser golpeada por el tifón el viernes por la madrugada.

“Se trata de destrucciones masivas la última vez que vi algo parecido fue durante el tsunami en el Océano Indio” que dejó 220.000 muertos en 2004, afirmó Sebastian Rhodes Stampa, jefe del equipo de la ONU encargado de la gestión de desastres.

Palo y Tacloban, la capital de la provincia de Leyte, en la isla del mismo nombre, figuran entre las ciudades más castigadas por el super tifón Haiyan.

El ministro de Energía, Jericho Petilla, oriundo de la región, enviado especial del presidente Benigno Aquino, sobrevoló la zona en helicóptero.

“Palo, Ormoc, Burauen, Carigara. En todos lados se ve lo mismo. Casas sin techo y árboles desarraigados”, dijo Jericho Petilla en declaraciones a la televisión.

“El mayor número de víctimas se encuentra seguramente en Palo”, a 10 km al sur de Tacloban, agregó

Las autoridades locales dieron un balance de más de 100 muertos en Tacloban, la capital de Letyte, de 220.000 habitantes.

Con vientos de hasta 315 km/h y olas de tres metros de alto, Haiyan se convirtió en el tifón más fuerte del año y en uno de los más intensos que jamás haya tocado tierra.

Periodistas de la AFP en Tacloban vieron a sobrevivientes deambulando entre los escombros, pidiendo agua, mientras que otros recogían lo que quedaba de sus casas.

“Con mi familia evacuamos nuestra casa. Pensé que nuestros vecinos habían hecho lo mismo, pero no fue así”, contó entre llantos Dominador Gullena, uno de los 220.000 habitantes de esta ciudad que se encontró en el camino del tifón.