Un estudio desarrollado por los investigadores Kelsey Blackburn y Schirillo Janes de la Universidad de Wake Forest, Estados Unidos, determinó que las personas parecen más atractivas cuando son observadas desde el lado izquierdo de la cara.

De acuerdo al sondeo publicado en la revista Experimental Brain Research y recogido por el diario británico Mirror, la mejilla izquierda tiende a mostrar mayor intensidad de las emociones, lo que hace que los demás lo valoren como nuestro costado más agradable.

La investigación demuestra que el lado izquierdo es más activo, por lo tanto, revela a los demás cómo nos sentimos. Por ello, creen los autores, los artistas occidentales han tendido a lo largo de la historia a pintar retratos en esa posición.

Antes de llegar a esta conclusión, se realizó un análisis a 1.474 retratos de Europa Occidental, determinando que el 64% expone su mejilla izquierda, mientras que sólo el 33% expone la derecha. Además los primeros, en su mayoría se trata de imágenes femeninas.

Además, los directores del sondeo utilizaron fotografías de personas comunes para encontrar las diferencias entre ambos lados del rostro. Luego se le pidió a un grupo de voluntarios que calificara cuánto le agradaban las imágenes en una escala de grises.

Para obtener mejores resultados, invirtieron fotos con herramientas digitales, de modo que algunas de la derecha parecieran de la izquierda y viceversa. Sin embargo, la mayoría prefirió las que originalmente fueron tomadas desde la izquierda, independientemente de si fueron alteradas posteriormente.

“Nuestros resultados sugieren que las mejillas de quienes posan mostrando el lado izquierdo tienden a mostrar una mayor intensidad de la emoción, situación que a los observadores les parece más estético”, explicaron los expertos, agregando que esto se relaciona con que la parte derecha del cerebro, que controla el lado contrario del cuerpo, se enfoca más en lo sentimental.

Pero eso no fue todo, además se midió el impacto en la pupila de los observadores, notando que éstas se dilataban más cuando a la persona le parecía más interesante la fotografía y se contraían cuando no gustaban.