Aumento de la tensión en los mercados, explosión de la deuda, desempleo récord: las malas noticias no dejan respiro al gobierno español, en un momento en que lanza un esfuerzo de austeridad inédito esperando convencer de que el país podrá prescindir de una ayuda exterior.

Tras semanas de relajación en los mercados gracias a las inyecciones de liquidez del Banco Central Europeo, España tuvo que pagar el miércoles tasas en neta alza para su primera subasta de deuda tras la presentación de los presupuestos 2012.

“España vuelve a ser el ojo del huracán”, afirma Soledad Pellón, analista de la firma de corretaje IG Markets, para quien “ésta ha sido, sin duda, la peor subasta en mucho tiempo”.

Percibida como un barómetro, la emisión de obligaciones a tres, cuatro y ocho años fue recibida por una demanda de más del doble del importe colocado, pero con tasas en alza.

Con un total de 2.589 millones de euros, el Tesoro español prefirió quedarse en el mínimo de su objetivo, de entre 2.500 y 3.500 millones de euros.

“Ha habido buena demanda y además hemos dado dentro del rango y a precio de mercado”, subrayó un responsable del ministerio de Economía, que pidió el anonimato, calificando la emisión de “relativamente buena”.

Prudente, el Tesoro había aprovechado las tasas en baja del primer trimestre para llenar sus reservas: ya cubrió el 47% de su programa de nueva deuda para 2012, que prevé 86.000 millones de euros brutos de emisiones a medio y largo plazo.

Pero para muchos analistas, el aumento de tensión hace temer una nueva etapa de agitación en la Eurozona.

“La emisión de deuda española indica que existen todavía riesgos en Europa, aun más teniendo en cuenta que se acercan las elecciones en Grecia y Francia”, explica Michael Sneyd, analista de BNP Paribas.

Consciente de la tempestad que se le puede venir encima, España, cuya deuda pública debería dispararse hasta el 79,8% el PIB este año (frente a 68,5% en 2011), según las previsiones del gobierno, se dispone a hacer un esfuerzo de austeridad sin precedentes.

El país debe reducir su déficit público de 8,51% del PIB en 2011 a 5,3% este año, un objetivo impuesto por sus socios europeos.

El proyecto de presupuestos presentado el martes por el gobierno conservador al parlamento prevé un ajuste de 27.300 millones de euros, entre recortes en el gasto ministerial y aumentos fiscales.

“España vuelve a provocar incertidumbre tras la presentación de los presupuestos del Estado. No tanto por su contenido sino por la demora en la implantación de los mismos y por la desconfianza que generan las comunidades autónomas”, explica Pellón.

Responsables de servicios públicos de gran peso como la educación y la salud, las 17 comunidades autónomas (regiones) deben respetar este año el objetivo impuesto por Madrid del 1,5% del PIB, después de terminar 2011 con 2,94%, contribuyendo a la importante desviación del país.

“No haya ninguna duda sobre el control de nuestras regiones. Aquí no hay más que hacer un presupuesto que se ajuste al objetivo de déficit”, afirmó el martes el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro.

Pese a las medidas de rigor, a España le costará relanzar una economía que entró de nuevo en recesión en el primer trimestre de este año.

Tras un débil crecimiento del 0,7% en 2011, el gobierno prevé un retroceso del 1,7% del PIB para el conjunto de 2012.

Los 27.300 millones de euros que el gobierno espera ahorrar corresponden a la suma gastada en los intereses de la deuda, 28.800 millones de euros, o al montante destinado a los subsidios de desempleo, 28.500 millones.

El desempleo, que a finales de 2011 registró un 22,85%, récord en los países industrializados, sigue aumentado y el gobierno prevé que a finales de este año sea de 24,3%.