El suizo Roger Federer, que nunca ha conseguido disputar la final en el torneo de París-Bercy, intentará romper esa ‘maldición’ en la edición de 2011, a la que llega tras ganar el domingo en Basilea y con el cartel de favorito, ante los problemas de sus rivales.

El español Rafael Nadal fue confirmado como baja, el serbio Novak Djokovic arrastra una lesión en un brazo y el escocés Andy Murray abandonó hace unos días en Basilea por un dolor en el muslo, lo que deja al helvético como la estrella con mejor salud para afrontar el reto.

El vigente campeón, el sueco Robin Soderling, no estará además en el emblemático pabellón del este parisino para este torneo sobre pista dura en sala, al no estar todavía recuperado al 100% de una mononucleosis, que lo ha apartado de las pistas en la segunda mitad de 2011.

Federer cuenta con una popularidad enorme en París, donde paradójicamente ha conseguido brillar más en Roland Garros -título en 2009-, sobre tierra batida, que en París-Bercy en superficie dura, un terreno que teóricamente viene mejor a sus características de juego.

El número 4 mundial tiene clavada la espina de Bercy, que es además el único torneo de categoría Masters 1000, la segunda en importancia tras los cuatro del Grand Slam, que no luce en el glorioso palmarés del tenista suizo de 30 años.

Su mejor actuación allí es una semifinal, la que consiguió el año pasado, en un partido memorable en el que desaprovechó cinco ‘match balls’ ante el local Gael Monfils.

Su balance en este torneo es de diez victorias y siete derrotas. Y además el París-Bercy supuso la única vez en la que fue declarado baja antes de un partido, en los cuartos de 2008.

Las razones por las que Federer no ha brillado nunca en esta cita son numerosos, según él mismo admite.

“Al principio tenía problemas para adaptarme a la sala, también me enfrenté a varios jugadores contra los que no había jugado en partidos importantes, y también estuvo lesionado”, dijo.

A todo ello se suma que en sus dos mejores años, en 2005 y 2006, no participó, además de que la situación en el calendario no le favorece, ya que el París-Bercy llega justo después del torneo de su ciudad natal, Basilea, donde ha sido campeón en cinco ocasiones.

Este también también llegará a Francia tras levantar el trofeo en Suiza, pero el ex número uno mundial está más descansado en esta ocasión, ya que ha tenido recientemente seis semanas de parón, desde el US Open hasta Basilea.

“Hacía mucho tiempo que no me sentía tan bien. Esta pausa de seis semanas ha sido algo bueno. Estoy en plena forma y quiero más (títulos). Espero poder responder este año en París”, comentó.

En Basilea no ha tenido que derrotar a ningún jugador del ‘Top 10′ de la ATP, pero en París ha tenido un sorteo favorable y ha quedado en un lado del cuadro asequible, con el estadounidense Mardy Fish y los franceses Richard Gasquet y Gilles Simon como grandes amenazas, antes de una eventual semifinal ante Murray, si finalmente el británico puede participar.

“No estuve lejos el año pasado. Tengo confianza en que lo mejor está todavía por llegar”, subraya Federer, que no oculta su ambición de ser el segundo jugador, tras el estadounidense André Agassi, en ganar en los dos torneos de París, Roland Garros y Bercy.