Los secuestros internacionales de menores por uno de sus progenitores y otros familiares están “claramente en aumento”, informó un funcionario a cargo de asuntos de la niñez del Departamento de Estado norteamericano el miércoles, en el Día de los niños desaparecidos.

Los propios familiares secuestran más de 200.000 menores cada año en Estados Unidos, y el año pasado cerca de 2.000 niños fueron raptados por uno de sus padres e ingresados o sacados del país ilegalmente, dijo Susan Jacobs, asesora especial para asuntos de la niñez del Departamento de Estado.

El aumento de la sustracción internacional de menores por los padres fue “una tendencia preocupante”, dijo Jacobs.

Los niños secuestrados y llevados fuera de su país de residencia habitual están en “peligro de sufrir graves problemas emocionales y psicológicos”, mientras que los padres dejados de lado tienen que afrontar numerosos obstáculos para recuperarlos o simplemente para volver a verlos, sostuvo.

“Afrontan barreras legales, culturales y lingüísticas, sufren un trauma emocional y enfrentan costos financieros significativos y de largo plazo”, dijo Jacobs, quien fue nombrada el año pasado para dirigir la Oficina de Asuntos del Menor del Departamento de Estado (OCI).

La OCI es la autoridad central estadounidense para la Convención de La Haya de 1980, un acuerdo internacional que exige que los niños secuestrados sean devueltos inmediatamente a su país de residencia habitual.

Durante el año fiscal de 2006, 642 menores fueron sacados ilegalmente de Estados Unidos por uno de sus padres, según un informe publicado hace dos años por el Departamento de Estado.

Esa cifra aumentó a 794 niños para los mismos 12 meses en 2007 y a 1.082 en 2008, de acuerdo con el informe.

En 2008, 484 menores fueron introducidos ilegalmente en Estados Unidos, y sólo 361 niños de los que fueron sacados ilegalmente del país por el padre o la madre volvieron, agregó el documento.