Cada vez que un evento de gran magnitud sacude Chile, como lo fue el terremoto en la Región de Coquimbo, genera en la población una eterna pregunta: ¿cuándo y dónde ocurrirá el próximo?

La respuesta a la interrogante no siempre deja contento a todos, pues es sabido que científicamente es aún imposible saber la fecha exacta. Sin embargo, con los años la Sismología puede decir dónde puede presentarse un gran evento telúrico, en base a sus datos históricos.

“Al mirar la sismicidad histórica de nuestro país nos damos cuenta que a lo largo de toda la costa chilena han ocurrido sismos de importancia que se han ido repitiendo, ya que en esta zona la placa de Nazca se está metiendo bajo la placa Sudamericana y ese desplazamiento genera una gran y permanente sismicidad”, explica Mario Pardo, subdirector del Centro Sismológico Nacional (CSN).

En línea a ello es que Pardo explica que “la regla es que si hubo terremotos en el pasado, los habrá en el presente y sin duda también en el futuro. Un ejemplo de ello es que el terremoto de Illapel repite de forma bastante similar el terremoto de 1943″.

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Entonces, ¿qué zonas de Chile registran eventos, y por ende, probabilidad de terremoto? El experto explica en el sitio web del CSN que “si seguimos una secuencia en el tiempo de cuáles debieran ser las próximas zonas más probables, notamos que hay tres lugares en los que no ha habido actividad sísmica de importancia en el último tiempo que reunirían las características de lo que comúnmente se llama ‘laguna sísmica’”.

Estas tres zonas con laguna sísmica se ubican todas al norte de Chile y se dividen de la siguiente forma: “Está en la zona norte, desde Ilo en Perú hasta Cuya (región de Arica y Parinacota), la mayor parte de esta región no se ha activado desde 1868″.

“La segunda está al sur de la ruptura que produjo el terremoto de Iquique en 2014 hasta Tocopilla o la península de Mejillones, dependiendo de cómo uno considere el sismo de Tocopilla en 2007, esta región no se ha activado desde 1877″.

“La tercera está en la región de Atacama entre Taltal y Huasco, cuyo último terremoto fue en 1922″.

Si bien estas zonas son las de mayor probabilidad de ocurrencia, por ser Chile altamente sísmico, “no podemos descartar la ocurrencia de terremotos en otros lugares del país”.

El comentario concuerda con la observación hecha por Sergio Barrientos, director del CSN, que tras el terremoto de Coquimbo indicó que no hubo “suficiente tiempo para que se acumule una energía equivalente para ser liberado en la región”.

Fue en entrevista con BioBioChile cuando Barrientos detalló que “la convergencia entre la placa de Nazca y la de Sudamérica, es la de 7 centímetros por año, y lo que uno espera es que en 10 años haya 70 centímetros de acumulación, mientras que en 100 años, 7 metros. Entonces pensamos que los periodos son de 100 años, porque liberan 7 metros que es lo que en la mayoría de los casos se observa”.

¿Es posible predecir un terremoto?

Barrientos señala que “en ciencia los estudios sobre predicción de terremotos deben ser presentados por escrito describiendo la metodología, los datos utilizados y las conclusiones alcanzadas. Eso es verificado y corroborado por pares especialistas, cuando un estudio tiene sentido y se considera válido para ser divulgado es aceptado y publicado en revistas científicas”

“En general las nuevas ideas y el avance en todas las disciplinas científicas funcionan de esta manera. En cuanto a predicción sísmica se han escrito muchos artículos, pero hasta ahora no han pasado esta etapa, en el sentido en que no ha habido una metodología que prediga terremotos que se acepte universalmente en el ámbito científico”.

¿Pero si tiembla mucho en una zona, significa que va a haber un gran terremoto?

“El terremoto de Iquique en 2014 dos semanas antes tuvo mucha actividad sísmica –incluso un año antes se puede apreciar actividad precursora– pero esa situación no es común a todos. Por ejemplo, el terremoto del 27 de febrero de 2010 no presentó esta característica y esto ha ocurrido en muchos lugares”, indica Barrientos.

Es por ello que se es tajante al concluir que “hasta el momento no existe una metodología universal y hay dudas sobre la real posibilidad de en el futuro, lograr predecir los sismos”.