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Entrevista Marco Enríquez Ominami
Víctor Huenante | Agencia UNO

Marco Enríquez-Ominami: "La candidatura de Jara ya se estancó"

Lunes 11 agosto de 2025 | 06:01
Entrevista

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Ética y transparencia de BioBioChile

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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

Marco Enríquez-Ominami superó firmas para su quinta candidatura presidencial como independiente, destacando que financiará su campaña con su dinero y se creará un equipo. Se enfoca en respetar el cronograma electoral, evitando la hiperinflación de medidas propuestas por otros candidatos. Critica a las opciones actuales, resaltando su diferenciación y rechazando haber sido parte de gobiernos anteriores. Argumenta que la independencia le permite actuar rápidamente y llegar a acuerdos sanos sin estar atado a partidos políticos. Destaca una falla democrática en el proceso electoral, exponiendo desafíos y proponiendo soluciones en temas como migración, inseguridad y modelo económico. Apunta a atraer a un electorado distinto, cuestionando la viabilidad de otras candidaturas y proponiendo un plan económico y social a largo plazo.

Marco Enríquez-Ominami ya superó las firmas necesarias para, como independiente, emprender su quinta candidatura presidencial. Está animado, aunque reconoce que lleva “cicatrices” en el cuerpo tras cuatro procesos electorales presidenciales anteriores. Dice que tiene equipo, voluntarios para un despliegue nacional, programa y propuestas. Pero, tras cartón, en esta conversación con Bío Bío, advierte que “voy a respetar el cronograma electoral. No voy a entregar medidas, no voy a participar de la hiperinflación de medidas que están anunciando los candidatos. La política tiene tres niveles: la visión, el programa y las medidas. Hablaré de mi visión, porque el programa lo voy a entregar el 18 de agosto y después, poco a poco, presentaré el equipo”.

MEO también se adelanta a posibles preguntas. “Me van a preguntar lo de siempre: de qué vivo, cómo financio la campaña. Lo aclaro ya: financio la campaña con mi dinero. Con transferencias. No se puede de otra manera. Y vivo de dar conferencias pagadas. Es transparente. Están todas publicadas, todas tributadas. No soy cafiche, como dicen por ahí”.

—Por quinta vez va a la papeleta. ¿Qué le motiva a seguir siendo candidato? 

—Amor a Chile. Creo que estamos frente a un escenario que no es complicado, sino que es complejo. Las dos alternativas que encabezan las encuestas, son alternativas que fueron rechazadas recientemente y con voto obligatorio, en los procesos constitucionales de septiembre de 2022 y diciembre de 2023. 

Una, de la derecha dura, Kast, Kaiser y Matthei, cuyo proyecto, a mi juicio, es instalar silenciosamente un caos que favorece solo a ellos. La otra, es la alternativa de una izquierda, de un gobierno incompetente, que no ha aprendido ninguna lección, y que dice “voy de nuevo”. Y cuyo equipo es el mismo de septiembre de 2022, que te promete “vamos a hacer un mejor gobierno la próxima”. Yo creo que ambas, que copan el debate, son malas opciones. 

—¿Y cuál sería su diferencia frente a ellas? 

—Primero, una obvia, es que no he gobernado. Dos, fui probablemente el único líder nacional que no suscribió al Acuerdo de Paz, porque advertí que esto iba a terminar mal. Tres, fui muy implacable con una izquierda panfletaria. Fui extremadamente riguroso. Y no acepté ser parte de este gobierno que es notablemente incompetente.

—¿Le ofrecieron ser parte del gobierno? 

—Sí, me ofrecieron ser parte de la campaña, protagonista de su campaña en segunda vuelta, que es más o menos lo mismo. Y me negué desde el día uno al candidato Gabriel Boric. Le dije que iba a tener mi voto, pero no iba a ser parte de su campaña. Tenía un muy mal pronóstico de su gobierno, se lo dije. Le señalé que tenía una pésima opinión de cómo él entendía la política. Lamento haber tenido razón. Razón en señalar que era un gobierno que iba a terminar mal, y que
está terminando mal.

Una postura independiente

—¿Basta con eso para ser competitivo electoralmente?

—No es poco: somos una opción distinta. No estoy ni en un bando ni en el otro. Es mucho más difícil. Llevo muchos años en esto. Como independiente, armar un partido y, ahora, como independiente, intentar conseguir algo distinto de dos mundos que creo que fracasaron estrepitosamente. La élite metropolitana tiene una negación culpable de la realidad, que es no darse cuenta que estamos en un momento de gran fragilidad republicana y económica. Y ninguno tiene una verdadera receta. 

—¿Y usted la tiene? 

—Yo tengo un plan. De corto, mediano y largo plazo. Creo que mi condición de independiente, que me juega en contra en algunos aspectos, en este caso me juega a favor. Uno, por la capacidad de moverse más rápido. Dos: llegar a acuerdos más sanos. Y tres, no estar secuestrado por los partidos políticos. Leí en las últimas horas todas las noticias en el oficialismo y son puras noticias de secuestros. Partidos que, si no le dan los cupos, no apoyan a la candidata. Son liderazgos secuestrados por la lógica partidaria. Ahora, aprovecho para hacer un reclamo. Hay una falla democrática en esta elección. Ha habido ocho debates presidenciales. Recién el 9 de septiembre será invitado a un primer debate. Vale decir que voy a empezar a tener visibilidad tres meses después que la candidata que ganó las primarias. Y unos cuatro meses después de todos los candidatos de derecha que ya se proclamaron y se desplegaron.

—El argumento es que usted no tenía partido o las firmas para avalar una candidatura.

—Por eso dije falla democrática. No culpo a nadie. Pero hay que modificar el cronograma electoral.  Porque o si no, mira lo que ha pasado: los que tienen partido tienen todo el apoyo estatal, todos los recursos. Y recién yo el 9 de septiembre voy a poder ser escuchado. La validación de las candidaturas independientes con sus firmas debería coincidir con las primarias, para desplegarnos como candidatos en igualdad de condiciones. Yo recién me voy a topar con José Antonio Kast en un primer debate el 9 de septiembre, cuando queden dos meses y diez días de campaña. Hay una asimetría. Es una falla democrática.

—Usted dice que la independencia le puede jugar a favor. ¿Pero cómo construir mayorías en un sistema de partidos, sin partido o siendo incluso medio refractario a los partidos?

—Primero, yo fundé un partido. Es cierto; hoy soy extremadamente crítico de los partidos políticos. Creo que no representan nada. Pero soy un hombre que cree en los partidos. Milité 33 años en partidos políticos y tengo 52. Ahora, un acto de realismo sobre esa afirmación de que “usted no tiene partido”: Gabriel Boric se lanzó a una candidatura presidencial y no tenía partido. 

—Tenía un movimiento…

—¿Y cómo lo legalizó? Recordemos un poco cómo se legalizaron dos partidos que son partidos de gobierno. Juntando firmas, mintiéndole a la gente, diciendo “legalicemos el partido para inscribir una candidatura presidencial”. Revolución Democrática y Convergencia Social. No tenía partido. Y dejemos de lado que Gabriel Boric dijo en una entrevista en enero de ese mismo año que era un incompetente para ser presidente. Dicho por él. No tenía ninguna capacidad. Lo cito. Se inscribió en la primaria por si acaso. Ganó. Legalizó el partido el último día con 14.000 firmas. El último día. Un partido que no existía, que se llamaba Convergencia Social. En su tweet dijo una y otra vez que el Partido Socialista y el PPD eran corruptos. Tengo la impresión que su ministro del interior es PS y la anterior PPD. ¿Qué coalición podía armar? En su momento deberían haberle preguntado lo mismo que ahora me preguntan. ¿Usted cómo va a formar coalición sin partido, además acusando a los posibles socios de que son unos corruptos, unos asquerosos, unos poco éticos? 

—Tal vez porque en ese momento Boric no pensaba hacer coalición ni con el PPD ni con el PS… 

—Y ahora hay una coalición. El presidente se demoró diez segundos, en septiembre del 2022, en abrazar esos partidos corruptos, los partidos inmorales de la transición democrática asquerosa, como decía, y que terminaron siendo su soporte político. Yo nunca he tratado así a los partidos.  Por tanto, es fantasía de que el presidente tenía un equipo electoral cuando era candidato. O, al menos, era mucho menor que el que yo tengo. Yo quiero recordar que yo elegí a 20 alcaldes, apoyé a tres mil candidatos a concejales, fuimos el partido más transparente según el Consejo para la Transparencia. Creo en la institucionalidad. Vengo de una familia más que republicana, que fundó y lideró diez partidos políticos: Partido Conservador, Partido Liberal, PRO, PPD, Radicales, MAPU, Falange, Democracia Cristiana, Pais, Izquierda Cristiana. Y el MIR, que usted me lo podrá objetar, no era un partido. Vengo de una familia que siempre se movilizó
en los dos campos, derecha e izquierda. Bueno, yo no. En eso soy una excepción familiar.

“En las entrevistas me tratan como un delincuente”

—¿No se siente de izquierda? 

—De esa izquierda que nos llevó a un terreno de incompetencia nunca antes vista, y cuyo principal legado como gobierno sería dejarnos Kast de presidente, no. De esa no. De la izquierda panfletaria, sin ningún rigor, que fue incapaz de defender cuestiones de un texto constitucional que ya existían en Chile, tampoco. 

—¿Qué cuestiones?

—Un ejemplo, el tema indígena. La derecha logró instalar la idea de que habían dos justicias. ¡Como esa inútil izquierda no recordó que la UDI votó el año 2011 el convenio 169 de la OIT, que establece el derecho de los pueblos indígenas a sus propias formas de justicia y sistemas legales consuetudinarios! Ya tiene rango constitucional en nuestro país,  porque los tratados internacionales son vinculantes. Otra cosa es que no se cumpla el convenio, pero lo votó la derecha en el Congreso de la República, lo votó la UDI, Kast. Eso se llama incompetencia. Caer en la trampa que te montaron. 

—¿O sea?

—Soy humanista, creo en más Estado, a diferencia de Kast, y en más mercado, a diferencia de Jara. Son mis diferencias de fondo. Pero como que eso no interesara. Se me castiga por ser independiente del sistema de partidos. En las entrevistas —no esta— me tratan como un delincuente. De qué vive, cafiche, vago, no trabaja. A las candidaturas independientes nos tratan como delincuentes. Y los partidos políticos, que manejan una gran cantidad de recursos, que encubren brutales casos de corrupción, nada. En cambio, no puede haber un tipo que junta las firmas para ser candidato presidencial. Al tiro viene el titular: ¿Cómo financió el gasto en sus redes sociales? Pero si gasté plata mía. ¿Qué quieren? ¿Que desaparezca? Gasté mi plata, no puedo estar en la primaria, ¿qué quieren?

—¿Quería participar de la primaria de la izquierda?

—Pedí por escrito entrar en la primaria. Después dicen que lo hice de mala fe, que nunca supimos, que como habla rápido no se le entiende. Pero si lo pedí por escrito, en una carta.

—¿A quién estaba dirigida la carta?

—Al presidente del Partido Radical y al Consejo General del Partido Radical, que era el único que no tenía candidato. ¿Por qué ellos? Porque vinieron a mi casa a decir que se morían de amor por mí…

—¿Por qué cree que no le quisieron aceptar en la primaria?

—¿Pero, por qué me preguntan a mí? ¿Le han preguntado a los candidatos a la primaria porque no entré a la primaria?  ¿Por qué me preguntan a mí, y no a los que me excluyeron? 

—¿Y qué se imagina?

—Yo creo que no me dejaron entrar a la primaria por dos dos razones: una, porque yo la podía ganar y, dos, porque aunque si no la ganaba, si salía segundo o tercero, les dejaba un desmadre en la parlamentaria, en la confección de las listas. 

Candidato solitario

—¿Insistir en una nueva candidatura presidencial, solo, sin estructura partidaria, no es la expresión de un individualismo brutal? 

—Al menos, como le dije, muchos menos que Gabriel Boric cuando fue candidato. Cuando fui candidato, el Partido Progresista tenía 50.000 personas legalizadas, concejales, consejeros regionales, gobernador, etc. Hoy en día somos 36.000 personas. Entonces, es un poco injusta la idea, esa, de que “está solo”. ¿Le preguntaron a Boric si era un llanero solitario, que cómo era candidato sólo teniendo un movimiento de amigos que no estaba legalizado? Él mismo fue electo diputado como independiente por Magallanes. Yo me omití a favor de él, por si acaso, el 2013.

—¿Está arrepentido? 

—No, pero no es lo mismo ser diputado que ser Presidente de la República. 

– 36.000 personas avalan su candidatura, ¿pero tiene una estructura?

– Sí, claro. Hay una estructura política. Pero déjeme volver atrás. No me dejaron entrar a la primaria ni el 2025, ni el 2021, ni el 2007, ni el 2013, ni el 2009. ¿Porque soy irrelevante, individualista? Supongo que ese es el razonamiento. Si el argumento es porque políticamente no existo, entonces méteme a la primaria y derrótame. No tiene lógica. En mi peor escenario saqué 370 mil votos. Entonces pónganse de acuerdo. Porque un día me acusan de ser el genio solitario que terminó con la Concertación —porque ahora, también, no sé porqué, me achacan eso—, y acto seguido de que no soy nadie porque marco 1% en una encuesta. Ahora junto más de 36 mil firmas ¿y qué, sigo solitario, con 36 mil personas que firmaron para respaldar mi candidatura? Dato concreto: ¿cuántos militantes tiene el Partido Comunista? 40.000. Y yo estoy a punto de llegar a los 40.000 en 11 semanas. 

—¿Por qué cree que no marca en las encuestas? 

Porque los otros candidatos llevan 9 debates sin mí. Recién me voy a enfrentar en un debate con Kast el 9 de septiembre y el tipo ya lleva 3 meses de candidato, para no decir más. ¿Cómo voy a marcar si no me conocen, si no estoy en el debate público? 

– Volvamos al tema del candidato solitario, a pesar de las 36, 40 mil firmas. Quizás habría que plantearlo desde el sentido de que, por alguna razón, el mundo político, los partidos, no se sienten llamados a respaldarle…

– No, yo creo que el punto es que soy incontrolable.

—¿El tema sería el control? 

– Es una hipótesis. 

—Según esa hipótesis del control de los partidos sobre el candidato, ¿Boric fue controlable? 

—Les acomodó. O sea, que te digan corrupto en la cara, ¿te acomoda? Eso le dijo el ahora presidente Bodic, por escrito, muchas veces a socialistas y PPD. Tenía la peor opinión de ellos. ¿Por qué crees tú que, ahora, encantados, son parte de la coalición? Porque la política es una relación de fuerza. Por eso los chilenos tienen que decidir si quieren un Boric 2, porque eso es Jeanette Jara, la candidata de la continuidad. Tiene a los mismos en su comando, partiendo por  Barraza. ¿Quieren a los mismos funcionarios en un nuevo gobierno? Al día siguiente de ganar la primaria, Jara no fue a un liceo público, fue a ver a Gabriel Boric. O sea, la continuidad. Yo quiero dejar constancia, además, que salvo el caso de México, en general ganó el cambio. Y en Chile, en los últimos 25 años, ganó el cambio. 

“A la derecha dura hay que confrontarla”

—¿A qué electorado va a apuntar su campaña? ¿Le quitará votos a Jara o a la derecha? 

Yo creo que la candidata continuista no le gana a Kast. No hay ninguna encuesta que muestre a Jara, ni de cerca, ganándole a Matthei o a Kast. Con lo cual creo que es un proyecto que no es viable. Yo tengo la libertad de ser independiente, que es un demérito por el cronograma, como dije, pero es una fortaleza para construir después de la primera vuelta. Sobre todo después del 18 de agosto, cuando termina la San Bartolomé, la matanza de candidatos parlamentarios, porque tantos no caben ni en una ni en dos listas. 

—¿Usted apunta a otro electorado que el de Jara?

—Creo que no. Pero también creo que ese electorado va a tener que tomar nota, en algún minuto, que votar por Jara es perder la segunda vuelta. 

—¿Usted tiene más opciones de ganarle a Kast o Matthei? 

—Sí, por dos atributos. El primero es que no he sido gobierno. Y, dos, estoy convencido que en materia económica a la derecha dura hay que confrontarla y que el problema de ser continuidad es que no se tiene legitimidad para hacerlo. 
¿Qué plan de empleo va a ofrecer Jara, que fue Ministra del Trabajo? Cuando ella diga que hay que crear empleo, ¿qué le va a responder Kast? 70 empleos el mes pasado. Cuando ella diga, como acaba de decir, que no va a reformar las pensiones, ¿cómo va a ganar un debate? 

—¿El oficialismo ofrece muchos flancos?

—Es que hay cosas insólitas. Habla el encargado económico (Luis Eduardo Escobar) y luego la  misma Jeanette Jara sale reconociendo que fue parte de una estafa electoral: “el programa con que gané las primarias no me acomoda”. Es Boric 2: hago campaña con un  programa y después digo que ese no era el programa. El encargado económico de Jara de la primaria fija un sueldo vital, el de la primera vuelta lo desecha y también dice no a una reforma tributaria, no a una modificación de pensiones. ¡Pero si eso era lo que decía Carolina Tohá! Entonces, ¿por qué no votaron por Tohá? O sea que era una simple estafa,  para afirmar una candidatura. Sin inmutarse, Jara reconoce: “presenté un programa de gobierno en la primaria en el que no creo”. O sea, que da lo mismo el programa. Entonces, el próximo programa tampoco es creíble.

—Duro.

—Ya he escuchado que soy muy duro con el gobierno. ¡Y la candidata Jara le puso un 5 a Carola Tohá como Ministra del Interior en una debate de la primaria! Dijo que era pésima ministra, que no la nombraría si fuera presidenta. Y me dicen a mí que soy duro. Se me descalifica por perseverar, pero al menos yo no no ando estafando electoralmente a la gente. Sigo defendiendo un sistema previsional distinto. Sigo pensando en otro modelo educativo, en un Estado docente. Sigo pensando en la oferta pública de educación. Sigo pensando en derechos sociales de mediano plazo, que son 7. Sigo pensando, en largo plazo, en otro modelo de desarrollo. Sigo insistiendo que el modelo exportador no funciona como tiene que funcionar.

—¿Una propuesta así tiene chances?

—Sí. Y esta es mi tesis: yo pensé que el actual escenario iba a cristalizar más tarde, a fines de septiembre. El escenario de estancamiento de Jara. Esto ha sido así: comienza con un cuento de hadas. Tengo 1% en la encuesta. Voy a la primaria más triste y con menos participación de la historia y gano, pero sacando el 5,5%, porque recordemos que el 91% del electorado no votó. Es domingo. El miércoles, una encuesta me da 38% puntos. Subí 33% en 3 días. O sea, en 24 horas nació un liderazgo que supera a Boric. Eso cree Jara. Pero 15 días después bajó al 25%. Y solo suma partidos. O me equivoco. Yo pensé que eso iba a cristalizar más tarde, a fines de septiembre, y que una cierta clase media, un cierto electorado, iba a decir, mira, esto ya lo rechazamos. Me da la impresión que eso ya está empezando a decantar. Porque  ninguna encuesta señala que va a ganar en la segunda vuelta.

—¿Cuáles serían los números, entonces?

—Yo creo que el verdadero electorado, como está la elección de hoy día, es el 62-38. Es el plebiscito de septiembre. Jara, que corre sola hace ya 40 días, desde el 38% pasó al  25%. Ya se perdieron 13 puntos, que no están.  

—¿Y esos 13 puntos son suyos? 

No, no. Yo todavía no he entrado a competir. Pero yo no soy la continuidad de un gobierno en cuya candidatura solo he visto actos de renuncia. En 24 horas renunciaron a tres cosas: reforma tributaria, sistema previsional, ingreso vital. Y, por otro lado, creo que todavía falta que también el electorado tome el peso de lo que significaría una presidencia de Kast. Tampoco el sector productivo toma nota de lo que sería una presidencia de Kast. ¿Alguien cree que no va a haber una crisis con Kast, si la hubo con Piñera?  

“Kast es un populista impresentable”

—Kast tiene como bandera número uno de su campaña la seguridad. ¿Usted se hace cargo del fenómeno de la inseguridad, del narco, del crimen organizado?

—Todos dicen lo mismo: mano dura. Yo tengo medidas, tengo un ex militar encargado de seguridad, que lo vamos a anunciar pronto. Tengo medidas que van a sorprender, medidas fuertes, siendo un hombre de centro izquierda con un padre asesinado por militares. Pero, como dije, déjame darte una visión. El crimen organizado tiene cierta contemporaneidad con la inmigración irregular. ¿Por dónde entra la inmigración irregular a Chile? Entra por Colchane, frontera con Bolivia. El presidente de Bolivia no acepta que le devuelvas un irregular. Y Chile no tiene relaciones diplomáticas con Bolivia, ¡pero tenemos embajada en Grecia y en Marruecos! Hay un millón de venezolanos en el país y tampoco Chile tiene relaciones con Venezuela. Entonces yo veo las noticias, y veo al señor Trump, que lo único que hace es conversar con todos sus enemigos todos los días. Putin y Xi Jinping. Es evidente que parte de la solución de uno de nuestros problemas pasa por entendernos con Bolivia. Y negociar con Bolivia. 

—Muchos candidatos prometen mano dura.

—Kast es un populista impresentable. Habla de una zanja. Como uno conoce bien el norte, quiero explicarle que esa frontera es una zanja. Me impresiona mucho el nivel de populismo. Yo no quiero caer en eso. Sería fácil decirle “apechuguemos juntos; unidos enfrentaremos la inseguridad, izquierda y derecha; con amor Chile puede más; construyamos una solución real”. ¡Pero cuándo ha habido soluciones irreales! 

—¿Asume que hay un problema con la migración irregular y la inseguridad?

—Sí. Descontrol total. Pero, perdón, quiero abrigar una tesis. Creo que Matthei y Kast confunden el orden moral con la seguridad. Fue su pecado en la constituyente. Ellos creen que el orden moral es el problema de Chile. Hablan de las buenas costumbres. Pero la seguridad es un problema técnico. Así lo resuelven los países, con drones, reconocimiento facial, inteligencia… 

—¿Y mano dura? 

—También. ¿Pero qué sería la mano blanda?

– Por ejemplo, creer que migrar es un derecho a todo evento y que, por lo tanto, una vez una persona ingresa a un país, aunque sea irregularmente, la tarea es cómo regularizar su permanencia en el país.

– La cuestión es simple. Los países tienen todo el derecho a planificar la inmigración. Un migrante irregular que no pidió permiso en un consulado está en condiciones irregulares, entonces todo el derecho a imponerle la sanciones más duras, pero sin afectar las libertades individuales, sin autoritarismo. Pero, insisto, es un tema técnico.  Chile tiene cinco agencias de seguridad, no se pasan información, no están coordinadas. ¿Kast dice algo de esto? No, no tiene idea, pero propone una zanja. Me preocupa que estamos en un circo total. Los debates presidenciales son un circo absoluto. Y que no veo en ninguna de las candidaturas una respuesta.

—¿Qué le preguntaría a cada uno de sus contrincantes en un debate? 

—A los cuatro la misma pregunta. ¿Cómo pueden mentirle tanto a un país diciendo que el modelo de los chicago boys funciona? Cuando los datos son elocuentes. 

En la época de la Unión Popular el 1% más rico de los chilenos acumulaba el 12% de la riqueza. En dictadura lograron algo formidable, único en la historia económica. Hicieron crecer la economía, pero ese 1% más rico pasó a acumular al
33% de la riqueza y aumentó la pobreza. Pero no fue así con la Concertación.

La Concertación hizo cosas muy astutas. Aumentar gastos sociales, reformas tributarias, certeza jurídica, modelo exportador de apertura. Sin cambiar el corazón de la privatización del aparato productivo y del traspaso de los derechos sociales a la tarjeta de crédito. Y están siendo duramente castigados porque no atendieron la necesidad de derechos sociales. Lo que hicieron fue el voucher: aumentar el gasto con reforma tributaria  

—¿Usted cree en un cambio radical del modelo económico? 

—Lo digo de la siguiente manera. Que todo el subsidio a la demanda, en que está parada la economía chilena, no subsidio a la oferta, hay que corregirla. Que tenga un mix. Subsidio a la demanda y subsidio a la oferta. Al lado de eso, creo que toda la hipótesis del modelo exportador, sin valor agregado, va a requerir brazo público. Se necesitan dos o tres fundiciones de cobre. Son tres puntos del PIB. Hay que hacer una reindustrialización selectiva, ya sea energía renovable, ya sea valor agregado al modelo minero. Eso requiere un brazo público. O, por la vía de garantía estatal, brazo privado. Y tengo una pregunta para la ex ministra Jara, que estuvo en un ministerio que se llama Trabajo y Previsión Social. ¿Con cuánto se va a jubilar usted? No sé, me va a contestar. Ese es el modelo que su reforma previsional no cambió. Ningún chileno puede prever su previsión. Nadie. Salvo los que no tienen este sistema previsional: los militares.

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