Cuando despiertas por la mañana, siempre y por costumbre, tiendes a creer que todo seguirá cierto curso, aunque la posibilidad de cambiar algunas cosas venga de la mano con las acciones del día a día, la evolución de ellas, por lo general, no es de manifestarse tan repentinamente.

Ya mi primera sorpresa fue al encontrarme en las redes sociales con la lamentable noticia del fallecimiento de Don Sergio Livingstone. Un grande, esos de verdad, capaces de atravesar a varias generaciones con su predica de vida y gran carisma. Con ese golpe anímico, había que seguir: Jugaba la Selección y por eso había que ponerle ganas, más aún cuando uno sabe que la pasión del “Sapito” era el futbol.

Temprano rumbo al Monumental uno podía notar cierto ambiente de fiesta, mucho tránsito y gran densidad de hinchas, los que marcaban el entusiasmo para enfrentar a Colombia, que llegaba con un manto de dudas sobre su oncena, con el que tapaba en cierto modo la manera de enfrentar el cotejo, contrastando con la claridad en la formaciónque presentaba Borghi
Mientras caminaba para ingresar al estadio, me preguntaba si un jugador sería capaz de imaginarse lo que se vive en la previa de un partido que se juega en un día laboral, pero con mucha gente en las tribunas, papás con sus hijos en andas, quizás acompañándolo a su primer partido. Caras de alegría, impaciencia por entrar, por querer estar y ser testigo del pitazo inicial, gente desesperada tratando de conseguir entradas, gritando “¡¡¡compro entradas!!!!”, etcétera.

Entré y todo transcurrió muy rápido hasta el inicio del partido, donde estaba la posibilidad de despejar muchas dudas. Primera pelota que toca Vidal y con total displicencia entrega mal. “Bueno, a cualquiera le puede pasar” pienso, pero muy rápidamente conectan con él nuevamente y, haciendo gala de su confianza, la pierde por quedarse mucho con el balón, lo que da una señal de alerta en el comentario, más aún cuando comenzó a pasar de manera casi permanente al ataque y el retorno era muy lento. Fue allí cuando regresó a mi la imagen de aquellos hinchas fuera del estadio, del papa con el niño, de la premura por ingresar, etc.

Recuerdo una frase de Perfumo, en el libro de turno que leo, la cual decía “La evolución de un jugador se nota en su simpleza” la cual me calza de sobremanera para describir a un jugador que quizás dentro del campo no puede ser un especialista en la función encargada, pero “la simpleza” encierra mucho en el juego, siempre tratando de no abusar. Es imposible hoy en día pasar a varios jugadores, por lo general no resulta. Pero quizás lo que más me queda es, tener simpleza como persona, para acatar y tener voluntad de realizar una función por el bien del equipo, respetando a toda esa gente que más de un sacrificio tuvo que hacer para poder llegar al estadio.

Perdió Chile, cayo mucho en la tabla y encima me cerraron el Mall para poder sacar el auto del estacionamiento, comenzaba una nueva historia, ¿cómo hacer para llegar al canal? Con este nuevo desafío, me doy cuenta que todo en la vida tiene ciertos obstáculos, algunos se entregan y otros elegimos sortearlos.