Era un día típico de invierno, con mediodía de sol poco cálido, pero que invita al relajo y la lectura al aire libre. Los diarios, Internet y una buena hamaca para descansar, hasta que las páginas me llevaron al tiempo del deporte.

Pasaron unos minutos, y quizás condicionado por estar leyendo de fútbol, comencé a pensar en qué se podia asemejar el movimiento de una hamaca al juego. Poco a poco fui relacionando que era muy similar, y no solamente eso, sino que me ofrecía algunas soluciones para incorporarlas a mi concepción futbolística o idea de juego.

El movimiento pendular de una hamaca ofrece en su transición de un extremo a otro un paso muy rápido por la parte central -tal como lo hace un equipo por la mitad de la cancha-, y la comprobación empírica de que cuando mas rápido se realice, me dará la posibilidad de llegar mas atrás o mas arriba.

Sabiendo que para que aquello suceda normalmente, uno se debe impulsar, busqué acercarme a la respuesta que buscaba, colgué una pita que me pudiera empujar en el cénit del movimiento. Allí comencé a pensar que cada técnico podría poner esta “pita” en donde su pensamiento lo indique. Yo decidí que en donde estaba la cuerda, era mi franja de ataque, o sector ofensivo, en donde permanecería más tiempo antes de iniciar mi transición rápida al otro extremo, el cual consideré mi defensa.

Repetí por mucho tiempo este ejercicio, a tal punto que logré impulsarme casi si darme cuenta. Le fui tomando el gustito al ir y venir, en donde encontré otra respuesta, la que quizás sea el secreto final que me tenia reservado esta entrega de sabiduría nacida de una hamaca.

Me di cuenta que el fútbol es un juego y que cuando más me hamaque y me sostenga en donde yo crea debo estar, allí estará mi apoyo, lo cual marcará mi forma de jugar.

Comencé a regresar de mi pensamiento a la realidad, poco a poco, entendiendo que cada momento vivido en mi cama hamaca había sido una gran lección.

Hay que estar siempre atento a estas respuestas, entendiendo que para uno, el fútbol es un estilo de vida, incorporado desde hace mucho tiempo, casi desde que nací, cuando mis queridos viejos me regalaron mi primer pelota.