Cuando era muy joven, en mi época de niñez crecía sin darme cuenta, vivía sin darme cuenta de muchas cosas y jugaba con mi pelota traposa el obligatorio “picadito” del día, casi como queriendo ganarle tiempo al reloj, creo que lo único que me daba cuenta es que la noche llegaría y allí se terminarían mis posibilidades de seguir jugando, ya que no había luz artificial ni nada por el estilo en el descampado de la esquina de casa.

Muchas veces la luz de la calle, intentaba darnos una mano como para extender la diversión al “gol gana” de un partido que ajustadamente llegábamos a instancia de definición empatados a 20.

Crecí y con aquello llegaron las exigencias, y al juego le agregamos “inteligencia”. Allí comencé a pensar que había mucho mas en esto del futbol, un sinnúmero de situaciones y variantes que están implícitas en el juego.

Producto de andar y andar, jugar, leer y estudiar, mi motivación por querer descubrir la fórmula perfecta para ganar un partido me fue moviendo casi de manera obligatoria, justamente, a pensar más y más. Fue así que me di cuenta que siempre, ya sea en el campo de juego como en la vida, resuelve de manera primero cognitiva, mediante observación de posibilidades de resolución y cree tomar la decisión correcta, la que más me conviene y le conviene al equipo.

Esta manera de ver el fútbol, me hace pensar que en la formación que reciben los jugadores hoy en día, no hay un método para enseñar a pensar y allí creo esta el desafío: Si se logra pensar pronto, tendré la capacidad de tomar una decisión antes, esto me permitirá sorprender al rival. Algo así como lo que hace Messi, aquel jugador que por características físicas tiene el don de la velocidad, pero lo más importante, tiene el don de pensar más rápido que el rival. En esa unión esta la fórmula o gran parte de ella.

Pero aún creo que falta algo, porque: ¿Quién no ha gozado de un buen túnel o de una buena gambeta? De aquellas, que hasta el chico que filmaba con la caja de zapatos en el barrio, lo hacía pasar de largo, o la famosa “cuchara” que cuando es muy buena, se trasforma en cucharón. Para qué hablar del gol de “Chilena”, famoso en el mundo … Bueno, todo esto es técnica y ya se entrena como también lo físico, no así aún, lo cognitivo, que mediante visión, ayude a la mejor resolución para la posterior ejecución.

Fue así que con esta motivación al descubrimiento de algo nuevo, busco mi fórmula perfecta, sigo pensando que, en un deporte portador de incertidumbre, hay muchas certezas y que la capacidad de tus convicciones determinaran tu futuro éxito.

Termina el día, ya es momento de bajar las revoluciones y entregarme a mi almohada que me estira los brazos queriéndome tomar para invitarme a soñar, sueños que seguramente no tendrán limites.