Las hay de distintos tipos, colores, razas y tamaños, pero sin duda cuando las conoces, se quedan en tu corazón para siempre.

Muchos de nosotros hemos conocido un animalito que ha calado hondo en nuestros corazones. Cuando muere, las lágrimas que derramamos son tan válidas como si falleciera alguien de la familia o un amigo muy cercano. Nos cuesta aceptarlo pero es así: a todos nos llega la hora, pese a que nos resistimos a la idea. Toda vida debe acabar tarde o temprano.

La amabilidad, confianza y lealtad que nos entregan las mascotas se convierten en una parte importante de nuestra rutina diaria. Al irse, se van con ellos las risas, juegos y compañía para dar paso a la tristeza y al vacío. Al comienzo, las sensaciones que nos invaden son ira y negación. Luego, eso dará paso a la negociación y finalmente a aceptar la realidad.

Si bien es duro asumirlo, también causa conflictos que el dolor que nos aqueja no sea entendido por nuestros pares. En nuestra sociedad, el impacto que causa la muerte de una mascota es menospreciado, pues los animales todavía son considerados inferiores al ser humano. Desafortunadamente, mucha gente actúa como si los animales no importaran y no muestran empatía con las personas que sufren este tipo de pérdida.

En su libro “Adiós Toby: cuando muere tu mascota”, Gary Kowalski, autor y pastor, licenciado de la Universidad de Harvard, ofrece consejos prácticos para sobrellevar la muerte de nuestros “hermanos menores”, siendo de mucha utilidad para encontrar consuelo en dicha situación.

Si algunos piensan que le das caracteristicas humanas a tu mascota, no te preocupes: Kowalski señala que se ha convertido en un asunto tan serio que es motivo de investigación en todo el mundo.

Pero, ¿sabías que se puede extrañar más a una mascota que a otra? Kowalski comienza exponiendo un estudio de la Universidad de Pensilvania, donde consejeros con formación en el ámbito del dolor tenían que reunirse con personas que estaban sufriendo por la muerte de sus mascotas, en un esfuerzo por comprender algo más acerca de este tipo de pérdida.

La investigación sorprendió al mostrar que los individuos que pierden un gato pueden tener una pena más profunda y necesitan un seguimiento mayor que aquellos que pierden a un perro.

Esto llevó a inferir a los investigadores a que las personas menos sociables prefieren la compañía de un gato, ya que a diferencia de los perros, estos son mucho más fáciles de criar en un espacio reducido y no es necesario socializar para sacarlos a pasear o buscarles pareja.

Según Kowalski, una de las razones por las que valoramos a las mascotas es porque nos ayudan a mantenernos con los pies en la tierra. Debido a su entrega incondicional, los animales pueden enseñarnos a valorar lo simple y esencial de la vida.

El autor apunta a que es particularmente en un momento de pérdida donde debemos prestar atención a nuestras “necesidades animales”:

- Los animales necesitan comer, así que tú también, aún cuando en tu sufrimiento te parece que tienes poco apetito.

- Los animales necesitan hacer ejercicio, y tú también. Ir al gimnasio o caminar, inclusive cuando te sientas apático o bajoneado.

- Los animales necesitan dormir, y una buena sesión de ejercicios te ayudará a conseguir un buen descanso nocturno. Es común un sueño alterado cuando hay un cambio en nuestra rutina, sobre todo, algo que nos ocasione tristeza.

- Los animales necesitan divertirse. Si disfrutas de actividades específicas, inclúyelas en tu rutina. Es un buen momento de comenzar a explorar cosas nuevas.

- Los animales necesitan compañía. No olvides que sigues viviendo. Es comprensible que quieras aislarte, pero intenta hacer un esfuerzo extra para llegar a los demás.

Kowalski además sugiere realizar un pequeño ritual de despedida cuando muere tu mascota, que incluya los siguientes pasos:

1. Honrar la existencia vivida
Tienes que dejar que la pena se manifieste, así que si quieres llorar, hazlo. Rememora la vida de tu fiel compañero, sus juegos, los cuidados, sus maldades, y sus gracias. De esta manera buscarás en su historia lo feliz que fue, y vas a comprender que tu vida debe continuar.

2. Mentalizarte con palabras tranquilizadoras
“Va a estar mejor ahora”, “todo va a estar bien”, “hice lo que pude” son premisas que te pueden ayudar a sentir mejor si comienzas a repetirlas.

3. Liberar la unidad de la vida
Nuestro amigo merece una sepultura digna, así que ésta es la oportunidad de devolver el amor que te dio y preocuparte de que descanse en paz. Crea una ceremonia. Sin importar la edad, la gente necesita expresar su amor y respeto en el momento de la despedida.

4. Recordar con amor
Valora lo que la mascota vivió contigo, agradece el cariño que te entregó más que recordar su última imagen, ya que eso sólo te terminará dañando. Su recuerdo estará seguro en tu corazón.

Por último, si alguna vez sufriste la pérdida de tu mascota, ten presente que hiciste todo lo que estuvo a tu alcance para que tuviera una vida feliz. Así lo debes recordar, porque así también él te recordará. Si lo deseas, puedes compartir tu experiencia en los comentarios.