Una ovación de 10 minutos premió el estreno de esta producción de la inmortal ópera de Mozart, que marca la partida del año operático en Chile. Con un sólido contingente de artistas chilenos y extranjeros, el montaje alcanza un alto nivel artístico y emotivo.

Fue un completo triunfo el estreno -la noche del viernes pasado- de la ópera “La flauta mágica” en el Teatro del Lago. El hermoso recinto de Frutillar estuvo colmado de público para asistir a este comienzo de la temporada operática en Chile, en una noche que sin duda marcará un hito en cuanto a la calidad alcanzada por una apuesta artística producido y presentada fuera de Santiago.

La magnífica obra de Mozart, rica en simbologías y alusiones a las luces y oscuridades de la naturaleza humana, tiene en la producción del Teatro del Lago una interpretación de gran nivel en lo escénico y lo musical, y logra una creciente emoción a los largo de sus tres horas de duración.

El responsable del notable trabajo escénico es Christian Boesch, barítono que los años 70 y 80 hizo historia a nivel mundial con el emblemático rol de Papageno y que conoce al detalle el sentido profundo de “La flauta mágica”. Justamente, para plasmar este sentido, Boesch convoca aquí a un cásting en que, como pocas sucede en la ópera, coinciden edades, físicos y cualidades vocales entre cantantes y sus respectivos personajes.

Así, el príncipe Tamino es encarnado de gran manera por el tenor británico Andrew Staples, la Reina de la Noche es la soprano rusa Ekaterina Lekhina, que deslumbra con su canto en la furiosa aria del segundo acto, y el solemne Sarastro encuentra en el coreano In-Sung Sim a un artista admirable en volumen y musicalidad.

Esto en cuanto a los artistas extranjeros. Porque la otra gran noticia de este montaje de “La flauta mágica” es que la decena de solistas restantes son todos chilenos. Desde que entran a escenas, las Tres Damas que conforma Andrea Aguilar, Constanza Dörr y Evelyn Ramírez embrujan con estupendo canto y juguetona actuación. El barítono Philippe Spiegel, que nació en Chile y creció en Austria, tiene a los 23 años la figura, la afinación y el histrionismo para entregar un fresco y dinámico Papageno. Le falta sólo algo más de peso vocal.

La soprano Francisca Prudencio crea una Pamina convincente en todo aspecto. En el estreno, la joven cantante entró nerviosa al escenario pero luego se afirmó hasta terminar siendo uno de los ejes de la función, tal como lo pide la ‘regie’ de Boesch. El tenor Gonzalo Araya confirma, en el papel del lascivo esclavo Monóstatos, que ya es un cantante maduro y expresivo.

El bajo David Gáez y el tenor Pedro Espinoza brillan muy alto con sus trabajos, en tanto Carolina Grammelstorff da vida a una Papagena es una sólida actriz que puede darle mayor lucimiento a su personaje. A todos ellos hay que sumar los Tres Genios, que, seguramente por primera vez en Chile, son interpretadas por tres niñas, lo que les da un encanto y ángel que suple las vacilaciones propias de voces noveles.

En lo estrictamente técnico, la iluminación diseñada por el norteamericano Clifton Taylor maravilla a la audiencia, ya que sabeo darle intensidad a emoción a cada escena y a cada personaje, en una labor de calidad rara vez vista en nuestro país. La escenografía de Germán Droghetti evoca el paisaje del volcán Osorno y soluciona de forma inteligente los desafíos de cambios de escena, y los efectos de sonidos en las partes habladas aportan realismo y sorpresa al espectáculo.

El Teatro del Lago inauguraba también con esta producción su foso hidráulico, donde se ubicó la Orquesta de Cámara de Valdivia conducida por Pedro Pablo Prudencio. El director chileno conduce a músicos y cantantes con entera seguridad y sensibilidad mozartiana.
Sin duda, la ovación de 10 minutos que recibieron todos los participantes de esta producción es el resultado de un trabajo conjunto y apasionado, que tiene la capacidad de traspasar al público el arte eterno de Mozart con sostenido talento y emoción.

Por René Naranjo S.

 Talento nacional joven para la ópera: La soprano Francisca Prudencio (Pamina) y el barítono Philipe Spiegel (Papageno).

Talento nacional joven para la ópera: La soprano Francisca Prudencio (Pamina) y el barítono Philipe Spiegel (Papageno).