Los bebés prematuros de sólo 23 semanas de gestación mostraron mejores tasas de supervivencia y un menor daño cerebral si sus madres recibieron esteroides los días previos a su nacimiento, indicó el martes un estudio realizado en Estados Unidos.

La investigación, publicada en la revista Journal of the American Medical Association y fechada el 7 de diciembre, sugiere que los bebés prematuros pueden beneficiarse antes de lo pensado del aumento en la capacidad pulmonar y el crecimiento de los órganos producto de su exposición a los esteroides.

Hasta ahora, se sabía poco acerca de la eficacia de darle esteroides a una mujer embarazada con menos de 24 semanas de gestación, y algunos expertos temían que esto aumentara el riesgo de infección en la madre.

Las directrices vigentes, publicadas en 1995, recomiendan dar dos inyecciones a las madres que entran en trabajo de parto prematuro cuando el feto tiene entre 24 y 34 semanas. Un embarazo a término es de entre 37 y 42 semanas.

Sin embargo, a pesar de que los bebés prematuros expuestos a esteroides mostraron dos veces más probabilidades de sobrevivir que aquellos cuyas madres no recibieron esta sustancia, los investigadores advirtieron que la supervivencia global sigue siendo relativamente baja, de un 36%.

Para determinar si los esteroides pueden ayudar a los recién nacidos a sobrevivir tras haber llegado al mundo al borde de la viabilidad, Waldemar Carlo, de la Universidad de Alabama, en Birmingham (sur de Estados Unidos), y sus colegas examinaron los registros entre 1993 y 2009 en 23 centros perinatales en todo el país.

Los datos incluían bebés nacidos con un peso de entre 401 y 1.000 gramos a las 22 a 25 semanas de gestación.

Entre los bebés nacidos a las 23 semanas que estuvieron expuestos a los esteroides, el 83% murieron o presentaron problemas de desarrollo cerebral entre los 18 y los 22 meses. El 90% de los que no recibieron esteroides murieron o mostraron lesiones cerebrales.

Las mismas ventajas no se observaron en un nivel estadísticamente significativo en los recién nacidos de 22 semanas que estuvieron expuestos a los esteroides.

Las mejoras fueron más pronunciadas en bebés de 24 semanas, el 68% de los cuales murió o sufrió daño cerebral tras recibir esteroides en comparación con el 80,3% que no.

La preocupación por una eventual infección en mujeres embarazadas, cuyos sistemas inmunológicos se verían afectados tras haber recibido esteroides, son infundadas, destacaron los expertos.

“Los resultados del estudio mostraron que la mortalidad se redujo en más del 33% y los trastornos de neurodesarrollo se redujeron en más del 20%”, dijo Carlo.

“También encontramos que el uso de corticoesteroides prenatales no aumenta la tasa de infección para las madres”, señalaron.

Carlo y sus colegas instaron a continuar investigando y dijeron que los médicos deberían considerar la posibilidad de dar esteroides a las madres que se encaminan a un parto prematuro a partir de las “23 semanas de gestación y más tarde si el niño recibirá cuidados intensivos, debido a que este tratamiento se asocia con una reducción de la mortalidad y la morbilidad”.