Los ataques suicidas mataron a más de 12.000 civiles y 200 soldados de la coalición internacional en Irak entre 2003 y 2010, según un estudio publicado por el periódico científico The Lancet en un especial sobre el 10º aniversario de los atentados del 11 de septiembre.

El equipo de investigadores estuvo dirigido por Madelyn Hsiao-Rei Hicks, del Instituto de Psiquiatría del King’s College de Londres y del “Iraq Body Count” (www.iraqbodycount.org), una web que recuenta los muertos en el conflicto iraquí.

Según los datos recogidos, los ataques suicidas con bombas causaron 12.284 muertos civiles, entre los 108.624 fallecidos civiles contabilizados. De estos, el 75% eran hombres, el 11% mujeres y el 14% niños.

Estos ataques provocaron en el mismo periodo la muerte de 200 soldados de la coalición, de ellos 175 estadounidenses.

“Un rápido acceso a un tratamiento adecuado en el hospital es crucial para la supervivencia de los heridos por la explosión de una bomba, algo que puede ser difícil para los civiles iraquíes”, indicaron los autores del estudio para explicar la gran diferencia entre los fallecidos civiles y militares.

En un comentario, el doctor Gilbert Burnham, de la Escuela de Salud Pública John Hopkins de Baltimore (Maryland), destacó que el medio más efectivo para evitar los ataques suicidas es “la eliminación de las condiciones que generan apoyo popular a los grupos terroristas”, así como el desmantelamiento de las redes yihadistas y cortar su apoyo financiero.