Un prisionero político cubano y su esposa levantaron este lunes la huelga de hambre que iniciaron hace más de una semana para reclamar al gobierno la liberación de presos que rechazan el exilio en España, informó a la AFP la mujer, Alejandrina García.

“A partir de hoy lunes ninguno de los dos está en huelga de hambre. Mi esposo me llamó y me pidió que la levantara. Decidimos darle al gobierno un tiempo prudencial”, declaró la esposa del preso Diosdado González, por teléfono desde su casa en la occidental provincia de Matanzas, 140 km al este de La Habana.

García, quien inició su ayuno el 28 de enero, dijo que hablará de inmediato con la familia de Pedro Argüelles, otro preso político que junto a su esposo se declaró en huelga de hambre hace una semana, a fin de que tome en cuenta el levantamiento de la protesta.

La mujer, una agrónoma de 44 años, afirmó que su esposo la llamó por teléfono este mismo lunes para hacerle la solicitud tras haber recibido la visita del obispo de Matanzas, Manuel Hilario de Céspedes.

“No sé qué hablaron, pero mi esposo tendrá sus razones. Esperemos que el proceso de liberaciones, que se destrabó, continúe”, añadió la mujer, quien dijo sentirse “débil pero fuerte de espíritu”.

La Iglesia Católica, encabezada por el cardenal Jaime Ortega, media en un proceso de liberación de 52 opositores condenados en 2003, 40 de los cuales ya fueron excarcelados tras aceptar emigrar a España, uno se quedó en Cuba y otro, Guido Sigler, quien salió de prisión el viernes, espera viajar a Estados Unidos.

El lento proceso de liberaciones inició en julio pasado y estaba detenido desde noviembre. Pero el pasado viernes la Iglesia anunció la liberación “próximamente” de dos.

Sigler fue liberado ese mismo día y el otro, Angel Moya, esposo de Berta Soler, una de las dos líderes de las Damas de Blanco, está a la espera, según dijo a la mujer, de que sean excarcelados los más enfermos.

Soler y Laura Pollán, la otra líder de las Damas de Blanco -grupo de esposas de presos políticos, al que pertenece García, la visitaron este lunes para pedirle que depusiera la huelga, por considerarla un atentado contra la vida y para evitar que el gobierno la viera como una forma de “presión” y frenara las liberaciones.