En esta etapa es muy común confundir amor con apego, sin embargo, hay ciertas señales que dejan en evidencia que estás viviendo situaciones de abuso.

Una relación tóxica, es aquella en la que se ha instalado una dinámica donde ambas partes, han normalizado actitudes dañinas para ambos. En este contexto, se instala una relación de víctima (quien sufre) y victimario (quien daña), la cual no siempre es rígida, ya que los roles pueden cambiar dentro de la misma pareja.

Muchas veces, las relaciones tóxicas también son un reflejo de las relaciones que los adolescentes han visto en sus padres y así, se genera una repetición de este patrón.

Otras también, son producto de la intensidad emocional que viven y de la dificultad para controlar sus impulsos, dada la inmadurez del lóbulo frontal, actuando de manera precipitada. En otras ocasiones, también va de la mano de los consumos, específicamente bajo estados de ebriedad.

Carolina Reyes Cristi, psicóloga especialista en adolescencia, revela cuáles son las señales que pueden evidenciar que eres víctima de una relación tóxica y qué actitudes de tu pareja, por ningún motivo debes normalizar.

¿Cómo identificar que estoy viviendo una relación tóxica?

Cuando la adolescente está en el rol de víctima, es posible observar algunas conductas, que pueden indicar que está sufriendo en su relación de pareja y que está pasando por un mal momento.

1) Aislamiento: “De repente, deja de juntarse con amigos, salir, conversar con la familia y participar de las actividades sociales que antes realizaba. Asimismo, se observa un mayor encierro en su domitorio, comienza a dormir mucho y a no querer vincularse con el resto de la familia”. Explica la especialista.

2) Cambios abruptos de ánimo, sin explicación “aparente”: Si bien, la adolescencia suele caracterizarse por su labilidad emocional (o incontinencia emocional), ahora, más que antes se intensifica, se observa una mayor cantidad de llantos, una constante irritabilidad y actitudes de descarga y rabia hacia su familia, en especial los padres.

3) Desmotivación generalizada: “En este mismo sentido, deja de asistir a las actividades que antes le generaban placer, algún deporte o taller del que antes disfrutaba”. Señala Carolina Reyes Cristi.

4) Disminución del rendimiento académico: Cuando se instala una relación de pareja tóxica, ésta suele consumir toda la energía vital del adolescente, la cual, ya no tiene ganas de estudiar, ni aprender, viéndose afectada también su capacidad y motivación de logro.

5) Aumento del tiempo frente a su celular: Si bien, sabemos que la adolescencia de hoy es digital, se produce un aumento de la interacción con su celular, muchas veces, es durante la noche donde se desvelan “batallando” por este medio, a través de eternos mensajes escritos y conversaciones también.

6) Signos físicos: “Si hay presencia de violencia física, pueden aparecer marcas en el cuerpo: moretones, rasguños y mordeduras, entre otros. Los padres siempre deben estar alerta a los cambios físicos y emocionales de sus hijos adolescentes”. Alerta la psicóloga.

Las actitudes que no debes normalizar en una relación

La psicóloga Carolina Reyes Cristi, indica que es común que los adolescentes crean que tanto los celos como el control, son una muestra de amor. “Estas actitudes se manifiestan cuando la pareja “prohíbe” la realización de actividades que antes ella hacía y eran fuentes de placer, “prohíbe” que pueda tener y salir con los amigos, la familia o hacer cualquier actividad que no implique estar exclusivamente con él”. Asegura la especialista.

· Se generan celos en relación a la vestimenta: ¿Dónde vas vestida así?, ¿por qué te arreglas tanto?, son frases que se repiten.

· Se producen críticas y descalificaciones constantes hacia el otro/a: Estas terminan menoscabando su autoestima, “es que tú no entiendes de estos temas”, “siempre te equivocas”, “nunca me ayudas”, “nunca piensas en mí”, “eres una egoísta”, etc.

· Las relaciones sexuales se cosifican: Y comienzan a producirse como una manera para reconciliarse o también, como un medio de manipulación, “ya no me quieres, es por eso que no te quieres acostar conmigo”, “sólo me buscas para tener sexo”.

· Violencia física: Es común que esto ocurra en las relaciones tóxicas de los adolescentes: gritos, forcejeos, empujones, apretón de manos, cachetadas y agresiones más graves.

Finalmente Carolina Reyes Cristi concluye que es fundamental que tanto los adolescentes como su red de apoyo (familiares, amigos, etc) estén alerta a estas actitudes, específicamente cuando vean que la vida que había estado llevando a cabo hasta el momento, se ha visto interferida por estas dinámicas tóxicas. En estos casos, es aconsejable consultar a algún profesional.