Luego de que varios extraños la llamaran “vaca gorda” mientras caminaba por la calle, una madre inglesa de 30 años bajó 76 kilos, es decir, la mitad de su peso.
La historia pertenece a Sarah Wass, quien por miedo a ser nuevamente insultada por su peso, comenzó a recluirse en su hogar en Batley, West Yorkshire.
“Extraños me llamaban ‘vaca gorda cuando salía, y sientes que la gente te mira y te juzga. Llegué al punto de que no me gustaba salir. Solía quedarme en mi pequeña burbuja en casa. Evitaba ir a cualquier parte”, reveló al diario inglés Daily Mail.
Sarah también reconoció que en ese tiempo tampoco se cuidaba, ya que no se ejercitaba ni tampoco tomaba precauciones en su alimentación. Según ella, en las mañanas tomaba un desayuno inglés tradicional que incluía una cantidad importante de cosas fritas, en el almuerzo optaba por una lasaña o comida china, para finalizar el día, hamburguesas y papas fritas.
La mujer llegó a pesar 152 kilos, lo que incluso comenzó a dificultar su desplazamiento y respiración.
Fue su propia madre quien la hizo entrar en razón, al comentarle que sería imposible para ella encontrar ropa que le quedara bien, si seguía subiendo de peso.
“Mi madre comentó un par de veces, que no estaba tratando de ser cruel, pero que me compró un abrigo talla 26/28 (56 en Chile) y dijo ‘si engordas más no podrás encontrar nada que te quede bien"”, recordó Sarah.
‘Era un abrigo rojo horrible y me hacía sentir como un gran tomate rojo, pero era el único abrigo de mi talla”, reconoció. “Tuve que usar ropa horrible que no me gustaba solo porque me quedaban bien. Ahora puedo tener cosas que realmente me gustan”, añadió.
Las palabras de su madre le hicieron más sentido que todos los insultos que había recibido y decidió cambiar su vida. En sólo 18 meses consiguió una transformación completa.
Abandonó la comida chatarra y los delivery, y comenzó a cocinar con alimentos saludables, se unió a un gimnasio y además empezó a caminar 8000 pasos al día.
Cuando notó que su rutina estaba funcionando, se puso una meta: bajar 70 kilos para su cumpleaños 30, lo cual consiguió.
“Compré dos vestidos nuevos para mi cumpleaños; nunca antes habría podido usar un vestido. Habría estado en leggins y una camiseta holgada todo el tiempo”, reconoció.
Actualmente Sarah come al desayuno un yogurt con una fruta, al almuerzo suele preparar un omellete con jamón y cebolla o una ensalada, y a la cena un plato de pasta baja en calorías, y afirma que nunca se había sentido con más ánimo y feliz.