Michael Carroll vivió por 57 años con la duda del destino de su padre, ya que toda su vida su madre le había dicho que lo había abandonado cuando tenía ocho meses. Tras una investigación de años, él llegó a su casa de infancia y descubrió toda la verdad.
El hombre, oriundo de Long Island (Nueva York), siempre había tenido dudas respecto al testimonio que daba su madre Dorothy sobre la desaparición de su progenitor. Quedaron aún con más interrogantes cuando ella murió en 1998.
En conversación con el medio estadounidense Washington Post, Carroll indicó que su madre siempre le dio la misma respuesta sobre el hombre, “Un día cruzó la puerta y no volvió más”.
No obstante, él y sus tres hermanos siempre manejaron la hipótesis de que su padre había muerto en combate, ya que era veterano de la Guerra de Corea (1961), pero nunca estuvo seguro.
En su relato, Michael indicó que junto con su familia siempre idearon formas de convencer a su madre de contar la verdad, pero ella se negaba respondiendo un frío “No preguntes”.
Pasaron varios años y el tema se volvió una especie de obsesión familiar, ya que, según su testimonio, la desaparición de su padre fue algo que “marcó a todos”.
De esta forma, en 2018 el hombre decidió comprar la casa en que había vivido durante la infancia. Aquella construcción databa del año 1925.
Fue en octubre de este año cuando los cuatro hermanos llegaron hasta el lugar acompañados por un vidente neoyorquino de reputación. Allí el psíquico le dijo, apuntando al sótano, que “la energía está acá”.
Tras conocer ese dato, Carroll realizó una excavación el día de Halloween y descubrió un esqueleto intacto bajo la tierra. Los restos tenían huesos rotos, como si hubiese recibido golpes.
Tras dar aviso a la policía, las autoridades realizaron los estudios correspondientes y determinaron que los huesos eran de George Carroll, el padre de Michael
“Pudimos determinar que la causa de la muerte incluyó impactos bruscos en la cabeza con fracturas del cráneo y lesiones cerebrales, aunque puede haber otras lesiones que ya no son detectables”, sostuvo el hombre.
No obstante, desde la familia indicaron que nunca podrán saber con claridad quien fue la persona que mató al hombre, ya que no cuentan con el testimonio de la madre y sus tíos fallecieron hace años.
Pese a todo, Michael sostuvo que fue un alivio la noticia: “Estoy feliz de que finalmente mi padre está libre de ese agujero. Sentí una reivindicación para mi papá. Sentí que estaba bailando en el cielo”.
Luego de eso realizaron un funeral religioso para enterrar los restos.
