Las nubes de polvo provocados por numerosas bombas atómicas podrían dejar a la Tierra en una oscuridad total, al igual que ocurre en Marte con las tormentas de arena.

Seguro que una sensación que nadie quiere vivir, es ser testigo del mayor terror tecnológico creado por la humanidad, nos referimos a la bomba atómica.

Quienes sobrevivieron a Little Boy y Fat Man, las bombas atómicas lanzadas respectivamente en Hiroshima y Nagasaki, por el Ejército de Estados Unidos en agosto de 1945, revelaron que primero se escuchó un ruido muy fuerte… y luego una luz cegadora se comió el cielo.

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Por las explosiones, murieron 130 mil personas. Y es justo esta catástrofe, que motivó a un grupo de científicos de hablar de un “invierno nuclear”. Un evento que ocasionaría el fin de la humanidad. Pero ¿cómo sería vivir en un mundo donde literalmente no seríamos capaces de subsistir?

El invierno nuclear de Carl Sagan

Carl Sagan, el hombre que sería conocido por el programa Cosmos, estaba preocupado. La Guerra Fría entre las dos potencias, la Unión Soviética y Estados Unidos, era un pensamiento constante. Y como el desastre se avecinaba, ayudó a desarrollar una teoría, que sería conocida como invierno nuclear.

Este desastre sería utilizado como un argumento en la discusión pública, en 1983. De hecho, el estudio TTAPS -llamado así por los apellidos de sus cinco autores, Richard Turco, Brian Toon, Thomas Ackerman, James Pollack y Carl Sagan- describió lo que sería este evento de escala mundial.

Para entender este punto, significa que entre las naciones beligerantes habría múltiples explosiones provocadas por las ojivas nucleares. De esta forma, el equipo de Sagan calculó que bastaría la cifra de 100 bombas atómicas para amenazar la vida en el planeta.

Carl Sagan

Con el sol cubierto por las nubes de ceniza, la temperatura del planeta bajaría hasta afectar las cosechas y matar al instante a mil millones de personas, destacó una publicación de la Revista Nature. Además del peligro al ecosistema, también habría una lluvia radiactiva que provocaría un colapso agrícola.

Por ejemplo, dos años después de cualquier guerra nuclear, la hambruna podría ser más de diez veces más mortífera que los cientos de explosiones de bombas involucradas en la guerra, indican desde la organización Bulletin of the Atomic Scientists, creada por científicos que trabajaron en el “Proyecto Manhattan”, iniciativa que diseñó la primera bomba atómica conocida como Trinity.

Es por ello que Bulletin of the Atomic Scientists, calculó los efectos de la ocupación de un arsenal nuclear.

Los cálculos del terror

De acuerdo con el grupo, una guerra nuclear entre Estados Unidos y Rusia con más de cuatro mil ojivas nucleares de 100 kilotones provocaría 360 millones de muertes a nivel global.

Recordemos que Rusia posee el mayor arsenal, con más de 6.300 cabezas atómicas. Mientras Estados Unidos tiene aproximadamente 5.800. No obstante, como sucede en cada conflicto armado, posiblemente entre los dos países habría una escalada.

Esta guerra nuclear no se limitarían a disparar misiles contra el enemigo, sino que apuntarían también a otros países. ¿Qué efectos tendría esto? Para Max Roser, quien es director de Our World in Data, la entidad que estudia datos mundiales, reveló que la vida tal como la conocemos se extinguiría en minutos. “La onda de choque y el calor que crea la detonación de una sola arma nuclear pueden acabar con la vida de millones de personas de inmediato. Pero aún mayor es la devastación que seguiría a una guerra nuclear”, sostuvo una publicación de Infobae.

Sin embargo, las millones de muertos en los primeros días de un conflicto nuclear serían sólo el comienzo, porque habría que lidiar con otro problema: el fuego.

El invierno nuclear en la Tierra

Después de la destrucción ocasionada por una bomba atómica, el enemigo número uno con el que tendríamos que lidiar serían los incendios. Estos eventos serían de gran escala, donde el humo podría inyectar enormes cantidades de hollín en la estratosfera. Entonces estas partículas podrían permanecer flotando durante meses o años, impidiendo que la luz solar llegue a la superficie de la Tierra.

Este panorama provocaría tormentas de cenizas durante varias décadas, una cuestión que preocupaba a Sagan que veía como el impacto de los misiles nucleares transformaría al planeta para siempre.

Sagan observó ciertas similitudes con Marte, al notar que las tormentas de polvo absorbían la radiación solar. De este modo el astrofísico teorizó que lo que ocurría en Marte por causas naturales podía ocurrir en la Tierra.

Marte según una simulación l Getty Images

Los efectos del invierno nuclear

En ese sentido, Nicole Lovenduski, quien es miembro del Instituto de Investigaciones Alpinas y Árticas, hizo una investigación relacionada con los efectos de los incendios, midiendo los factores que podrían llevar a la extinción de todo ser vivo. “Nuestro experimento ha usado un modelo del sistema planetario muy preciso, y nos indica que se reduciría la productividad de las plantas terrestres y de las algas marinas, con consecuencias muy peligrosas para las cadenas alimenticias de todas las especies animales, incluyendo la humana”, afirmó en conversación con el sitio español El Salto.

Otro efecto adverso observado en la estratosfera, sería ocasionado por el debilitamiento en la capa de ozono, así lo confirmó el equipo del National Center for Atmospheric Research, que advirtió a través de una simulación que el humo de los incendios destruiría en su totalidad a la capa de ozono durante un período de 15 años, “con un peak de pérdida de ozono en un promedio de alrededor del 75% en todo el mundo”, advirtió el autor de la investigación Charles Bardeen, recogió Proceso.

Si bien el riesgo permanece latente, para Paul Ingram, quien es investigador del Centre for the study of existential risk, cree que para la mayoría de la gente esta calamidad parece parte de la historia, sin embargo, para él es un peligro “terriblemente contemporáneo”.

Así la teoría del invierno nuclear, que parecía de otra época, hoy vuelve con mayor fuerza cada vez que ocurre un conflicto internacional entre los países con potencial nuclear.

Paso a paso de un invierno nuclear

Año 0: Cinco megatones de carbono negro liberados a la atmósfera, que absorbe la luz solar y comienza a enfriar el planeta. La lluvia de carbón negro también mata a millones.

Año 1: La temperatura promedio de la superficie cae 1°C.

Año 2: La temporada de cultivo se acorta de 10 a 40 días.

Año 5: La Tierra es un promedio de 1,5 °C más fría que en la actualidad, más fría de lo que ha sido en 1.000 años. También hay un nueve por ciento menos de precipitaciones. El ozono también es hasta un 25 por ciento más delgado, lo que aumenta los rayos UV en la Tierra.

Año 10: El ozono se recupera ligeramente a solo un 8 por ciento menos que en la actualidad.

Año 20: El planeta se calienta ligeramente a 0,5 °C menos que en la actualidad.

Año 26: Las precipitaciones aumentan a alrededor de un 4,5 por ciento, todavía menos que en la actualidad.