Pocos conocen la historia detrás de una de las canciones más icónicas de Donna Summer, Love to Love You Baby, la misma que la llevó a fingir 23 orgasmos en el estudio de grabación en los días previos a convertirse en leyenda.

Corría el año 1975 y la artista se hacía camino en la música disco con The Hostage, canción que cosechó elogios en parte del mercado europeo y que delineó a Summer como una de las apuestas de Casablanca Records, su sello entonces.

Con esos pergaminos llegó hasta un estudio en Munich, donde se encerró con Pete Bellotte y Giorgio Moroder (junto a ella, los compositores del tema) para dar forma a Love to Love You Baby, hit que con los años iba a despertar los más descabellados mitos urbanos.

“Todos preguntan: ‘¿Estabas sola en el estudio?’. Sí, estaba sola en el estudio. ‘¿Te tocaste?’. Sí, bueno, en realidad tenía la mano en la rodilla”, comentó en tono irónico en 1976, durante una entrevista con la revista Rolling Stone.

La imaginación de los auditores no era antojadiza: en la pista (que podría ser traducida como “Me encanta amarte, bebé), Summer recrea una saga de orgasmos y gemidos en una composición abiertamente erótica y sexual.

“Házmelo una y otra vez / me metes en un lío terrible”, canta, al son de un ritmo cadencioso y un hi hat en la batería que nunca la abandona. “Me encanta amarte, bebé”, remarca.

La idea no era genuina ni una novedad para la época. Lo explicó el legendario Giorgio Moroder al semanario New Musical Express en 1978. “Un día pensé que deberíamos hacer algo un poco más sexy. Sólo por diversión”, recordó.

“Había habido ese gran éxito con Je t’aime… moi non plus de Jane Birkin años antes y quería volver a hacer algo así. Lo dejamos por un tiempo hasta que Donna volvió con una idea para la letra. Lo hicimos solo para ver si funcionaba, y lo hizo”, agregó Moroder.

De acuerdo a un artículo del diario español El País, la estadounidense no era la voz titular para el tema: el sello pensaba en otra cantante. Parte de la leyenda, a su vez, cuenta que sólo tenía escrito el estribillo de la canción al momento de grabarla.

En aquel momento, LaDonna Adrian Gaines (nombre real de Donna) era una flamante esposa de bien, pareja del actor austriaco Helmuth Sommer de quien tuvo una hija, Mimi.

En diálogo con el periodista Jim Esposito en 1976, la oriunda de Boston (donde era parte de una conservadora familia católica) recordó la grabación de sus ya célebres gemidos.

“Entré al estudio sin nada en mis manos, a excepción de la línea Love to love you. Escuché la canción un par de veces e intenté gritarla. Realmente intenté hacerlo de otra manera, pero había mucha gente en el estudio y no pude sacarla adelante. Simplemente no podía imaginarme gimiendo delante de todas esas personas. Fue demasiado personal. Entonces Giorgio echó a todos”, dijo.

Dicho recuerdo fue complementado años más tarde durante una entrevista con la radio Fresh Air en 2003: “La voz tenía que ser muy entrecortada y aireada, mientras que yo básicamente era una cantante de teatro que cantaba a todo volumen. Entonces imaginé a Marilyn Monroe y pensé: ‘¿Cómo la cantaría Marilyn?"”.

“Ella lo habría hecho muy suave. Y luego, ya sabes, me puse a cantar con ese pensamiento en la cabeza. A través de ella empecé a entender para quién y de qué iba el tema… Pete y Giorgio tuvieron que apagar las luces. Creo que trajeron algunas velas o algo así. Literalmente me tumbé en el suelo. Bajaron el micrófono hacia mí y yo sólo canté como si tuviera un encuentro romántico”, señaló.

Según su encuentro con la revista Rolling Stone, Summer quedó muy apesadumbrada con la sesión: “No quería escucharla… Sólo deseaba no haberla cantado”, dijo.

Una vez publicado, Love to Love You Baby (3 minutos y 20 segundos) se convirtió en un éxito, siendo uno de los primeros hits de la era disco en contar con una versión extendida de poco más de 16 minutos.

El single, como era de esperar, situó a Summer ya no sólo como una buena cantante y actriz de musicales, sino que como una diva erótica en una era disco que crecía. Y su sello, Casablanca Records, quiso explotarlo.

“Me pusieron un maquillador, un peluquero y un estilista. Y me llevaron a Hollywood e hicieron todo lo típico de Hollywood con la ropa y los cambios de imagen (…). Querían que me vieran de cierta manera; que fuera de cierta manera. Me dijeron que si iba a ser una estrella ‘la gente no va a preguntar por ti, sino por esa imagen tuya’. Eso es lo que hicieron. Comenzaron a transformarme en una imagen”, le contó a Fresh Air.

La canción, su primer gran hit, la había transformado en un ícono sexy que no quería ser: “No me gustaba la imagen per se. Quiero decir, no estaba preocupada por la imagen sexual. Pensé que sería como si me hiciera la estrecha. Sentía que iba a tener éxito muy pronto y que, de lo contrario, no iba a lograrlo. Inicialmente esa imagen era para el disco, y eso fue lo que hizo que se vendiera. Pero no era una posición en la que estuviera cómoda”, agregó.

Summer lo supo apenas debutó el single, tal como quedó demostrado en su citada entrevista con Rolling Stone aparecida poco después del lanzamiento en diciembre de 1975. “Tengo mucho más que ofrecer. Sólo puedes estar atrapada en algo que es más fuerte que tú. Y no considero que sea más fuerte que yo. No pretendo dejar que una imagen hable por mí”, dijo.

Por esos días, Summer entraba a la cima de su carrera con un infierno a cuestas: según sus propias memorias, en 1976, su abuso de antidepresivos era habitual, al mismo tiempo que su divorcio se concretaba luego de años de toxicidad sentimental.

Ese mismo año intentó suicidarse lanzándose desde la ventana del Navarro Hotel en Central Park, Nueva York, hecho que la alejó del disco y la acercó al cristianismo y la música pop. Los ochenta, luego del boom mundial de I Feel Love, su mítico himno bailable (otra vez de la mano de Giorgio Moroder), la encontraron reinventada en un nuevo estilo espiritual y musical, lejos de la diva erótica que nunca quiso ser.

Agence France Presse
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