Un trabajador que fue despedido tras 24 años, denunció a una fábrica por discriminación tras ser llamado "pelado", lo que fue considerado como un acoso sexual por el Tribunal.

Un tribunal laboral en Reino Unido declaró que llamar “pelado” o “calvo” a un trabajador es un acto de acoso sexual.

De acuerdo a las autoridades, dicho término en un lugar de trabajo es equivalente a comentar el tamaño del busto de una mujer, informó The Guardian.

La historia comenzó en mayo del año pasado, cuando Tony Finn, un trabajador de una fábrica de manufactura -donde se desempeñó por 24 años como electricista- fue despedido de la compañía ubicada en West Yorkshire.

Finn decidió denunciar a la empresa ante el tribunal laboral, donde -entre otras cosas- afirmó haber sido víctima acoso sexual luego que su supervisor Jamie King hiciera comentarios despectivos por su falta de cabello y lo agregara “pelado” a un fuerte insulto.

De acuerdo al hombre, en medio de una pelea en el lugar de trabajo, el jefe lo habría insultado refiriéndose a él como “bald cunt”, un término ofensivo en el inglés que hace referencia a los genitales femeninos, a lo que sumó el tema de la calvicie.

Según notó el tribunal, lo que a Finn realmente le habría molestado no fue el insulto en sí, sino que se hiciera referencia a su aspecto físico.

“Este es un lenguaje fuerte… A nuestro juicio, el supervisor cruzó la línea al hacer comentarios personales al reclamante sobre su apariencia”, explica la sentencia.

“Es difícil no concluir que el señor King pronunció esas palabras con el propósito de violar la dignidad [de Finn] y crear un entorno intimidante, hostil, degradante, humillante u ofensivo para él”, añaden.

“Por su propia admisión, la intención del señor King era amenazar a [Finn] e insultarlo. A nuestro juicio, existe una conexión entre la palabra ‘calvo’ por un lado, y la característica protegida del sexo por el otro”, agregó.

El tribunal, finalmente, decretó que el despido del empleado fue improcedente, asegurando también que el lenguaje usado fue denigrante, por lo que tiene derecho a una compensación económica, que aún no ha sido determinada.

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