El litio se ha transformado en un recurso vital para la economía actual y del futuro próximo, dado su uso en baterías y otros componentes electrónicos. Por tanto, los países productores de este recurso tienen una tremenda oportunidad de desarrollo, en una industria aún incipiente, pero de gran potencial mundial.

En este contexto, se ha dado a conocer una Estrategia Nacional del Litio, una suerte de hoja de ruta y postura respecto a la producción de este recurso a nivel nacional. Según la RAE, una estrategia corresponde a una serie de acciones, muy meditadas, para el logro de un objetivo. En función de esto, y dada la importancia que este recurso tiene para nuestro país y su relevancia mundial, la definición de esta estrategia era necesaria y vital.

Según las estimaciones, la demanda por Litio al 2030 será de aproximadamente 2,1 millones de toneladas, incrementada, entre otras cosas, por el mercado automotriz, que prevé que, a esa fecha, la producción de automóviles eléctricos superará a los tradicionales, habiendo marcas que estiman solo producir eléctricos en el futuro cercano.

Actualmente, Chile es el segundo país productor de Litio a nivel mundial, con aproximadamente 40 mil toneladas. El pilar de la estrategia está en la participación del Estado en toda la producción del mineral, de tal manera que, si un privado requiere explotarlo, necesariamente se tendrá que asociarse con el estado para estos fines.

De esta manera, se tendrá un modelo empresarial mixto, vale decir, el estado participará en todas las empresas relacionadas con la industria del litio. También se indica que, para proyectos considerados “estratégicos”, la participación del Estado debe ser mayoritaria. En este contexto, se creará la Empresa Nacional del Litio, una similar a Codelco.

Desde mi punto de vista, la definición de una estrategia es valorable, puesto que permitirá coordinar actividades e iniciativas en torno a la industria, generar economías de escala y finalmente, ser más competitivos a nivel mundial. Sin embargo, veo con cierta preocupación el hecho de relegar a un segundo plano las iniciativas privadas, puesto que el Estado no se caracteriza por ser un buen gestor en actividades empresariales. Prueba de ello es que Codelco utiliza 3 veces más personal que una minera privada para generar una producción de cobre equivalente.

En ese sentido, la nueva Empresa Nacional del Litio, debería ser competitiva, al igual que las empresas mundiales, sobre todo por el hecho que, en Australia, mayor productor de litio a nivel mundial, la explotación es privada y no pública.

Finalmente, también haría falta definir la participación en los eslabones siguientes de la cadena del litio, vale decir, no solo quedarnos con la explotación del mineral, sino que también participar en la producción de baterías, por ejemplo. Es decir, no solo vender materia prima, sino que producir productos con mayor valor agregado, tal y como lo hacen los países desarrollados.

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