Tras las cifras dadas a conocer por el Banco Central en torno al crecimiento de la economía chilena en 2022, hubo distintas reacciones desde todos los sectores. Lo cierto es que ese 2,4%, menor a lo esperado, no nos debería sorprender si consideramos que en 2021 la mayor actividad estuvo gatillada por los retiros previsionales y que el contexto político y social, marcado por la incertidumbre, ahuyentó múltiples proyectos de inversión.

Más allá del análisis de lo ocurrido, las proyecciones apuntan a que la recuperación del comercio exterior, sumado al nuevo proceso constitucional que devolverá certezas a quienes quieren hacer negocios en Chile, deberían permitir que durante el segundo semestre nos despidamos de las variaciones negativas que observamos desde septiembre pasado.

Sin embargo, no podemos esperar esto como simples espectadores. A nivel de políticas públicas, la reforma tributaria debe ser reformulada para que sea promotora del ahorro y de la inversión, al mismo tiempo que las modificaciones al sistema previsional deberían velar por aumentar el ahorro nacional, manteniendo la libertad de los trabajadores para tener sus ahorros individuales sin temor a perderlos.

La crisis es mundial, es cierto, pero como país debemos tomar medidas inmediatas si queremos retomar el ansiado camino del crecimiento.

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