Comienza la campaña de segunda vuelta, y la discusión sobre los programas económicos de los dos candidatos será uno de los principales temas de discusión en los próximos días. ¿Tienen algo en común? Quizás sorprenda a algunos, pero la respuesta es sí. No en solo uno, sino que en varios aspectos.

Lo primero, ambos programas económicos son en su corazón, marcadamente nostálgicos. En el caso del programa de Gabriel Boric, la nostalgia es por el Chile de los años 40, donde el Estado, a través de los planes de industrialización liderados por la CORFO, tenía un rol central en la conducción de la actividad económica y definía los sectores estratégicos en los cuales se concentraba la inversión. Tal rol se refleja en la creación de una Banca Nacional de Desarrollo y el lugar protagónico que asume el gobierno en el “tránsito a una nueva matriz productiva”.

En el caso de José Antonio Kast, la nostalgia económica nos lleva a un tiempo distinto, al Chile de mediados de los ochenta, donde el Estado privatizaba las empresas públicas y la tasa de impuesto de primera categoría era de un 10%. Esa nostalgia se observa en el énfasis del programa en la rebaja de distintos impuestos y en propuestas como reeditar la idea del capitalismo popular, que “permita a los chilenos participar en la propiedad de empresas como CODELCO, ENAP, ENAMI, Ferrocarriles del Estado o TVN”.

Un segundo elemento en común: ninguno parece considerar el impacto de la situación fiscal sobre sus propuestas en el corto plazo. A quien resulte ganador de la elección, sin duda “se le aparecerá marzo”. Una economía con cuentas fiscales deterioradas, con la amenaza de la inflación y donde el efecto reactivador del IFE Universal y los retiros estará próximo a agotarse. No olvidemos que algunos analistas ya proyectan un crecimiento negativo de la economía en el tercer y cuarto trimestre del próximo año. Por otra parte, los ahorros fiscales, que permitieron financiar programas de apoyo tanto en la crisis subprime como durante los últimos dos años, están en un nivel sumamente bajo. Entre septiembre de 2019 y septiembre de 2021, el Fondo de Estabilización Económica y Social (FEES) bajo de 14,163 a 2,481 millones de dólares. La última proyección del FMI muestra a la deuda pública bruta alcanzando el 40% del PIB en los próximos años. Esta cifra, aún es baja en el contexto regional, pero bastante más alta de lo que había sido en Chile en las últimas décadas. Si bien ambos programas hablan de la necesidad de mejorar la posición fiscal, se requieren propuestas más claras al respecto por parte de los candidatos.

Un tercer elemento en común: observando la composición del Congreso, parece imposible que los cambios tributarios que proponen Boric y Kast tengan viabilidad legislativa. Esto tiene consecuencias para ambos programas. En el caso de Boric, sin una reforma tributaria de gran alcance el financiamiento de muchas promesas de campaña resulta definitivamente imposible. En el caso de Kast, la promesa de mayor crecimiento vía rebajas de impuestos se termina de desvanecer. Ambos candidatos, por lo tanto, deberán repensar sus programas y ser muchos más precisos en sus propuestas y prioridades.

Probablemente, en las próximas semanas veremos cambios en los equipos y ajustes en las propuestas. Las realidades económicas y electorales obligarán a ambos candidatos a abandonar muchas de sus ideas más transformadoras, abandonar la nostalgia y concentrarse en soluciones específicas para enfrentar los desafíos de un periodo que será muy complejo para la economía.

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