La diferencia es un libre mercado donde prima el lucro, y donde muchas veces no hay otras variables que esa: ganar el máximo, sin importar a costa de qué o de quiénes. Un sistema neoliberal donde un lucro inexplicable atenta contra algo tan básico como la salud -y la vida- de las personas.

Un sistema -como el chileno- donde nada importa más que el lucro. Si el lucro importa más que la salud y la vida, podemos imaginar cuanto importa la (buena) alimentación, la vivienda, el derecho a la ciudad y un largo etcétera donde, al final, encontraremos la cultura, el acceso al teatro, a los libros, al cine no comercial, el respeto por minorías culturales…

Cuando se puede lucrar a estos niveles con la salud, con la vida, las posibilidades de desarrollar las artes, la cultura, son muy bajas. A menos que se entre en esa lógica…

Preservativos en Distribuidora La Mundial, EM (c)
Preservativos en Distribuidora La Mundial, EM (c)

Sida o VIH

De acuerdo a la página del Ministerio de Salud (minsal.cl), en el reporte sobre VIH 2019 de las Naciones Unidas revela que en Chile hay 71.000 personas (61.660 diagnosticados) que viven con el virus, 4.000 más que en 2017.

Lo cierto es que las personas con VIH han aumentado un 34% en los últimos 8 años.

Cada vez que se sabe de estas cifras, diversas autoridades y dirigentes rasgan vestiduras, se lanzan críticas cruzadas y después… se hace poco.

Educación, valores…

Cuando se habla de VIH surgen fuertes voces que hablan de falta o pérdida de valores, pero no están dispuesto ni a educar ni a intervenir un sistema de libre mercado que fomenta y exacerba los estímulos y el consumo, muchos de ellos relacionados al sexo. No son compatibles el sistema de libre mercado neoliberal (donde se supone que el mercado se regula solo) y los valores (muchas veces religiosos) que esas voces defienden. Y esta contradicción pareciera que pocos defensores de esta postura están dispuestos a abordar. Esos valores son propios de culturas que son incompatibles con el libre mercado (al menos el imperante en Chile).

La falta de educación es otro argumento recurrente, tema que muchas veces choca con los valores religiosos, pero también con establecimientos, profesores y, en especial, con padres que no están dispuestos y muchas veces no tienen las herramientas para abordar temas de sexo con sus hijos. El problema es que, para educar, debe haber consensos básicos a nivel de país, y es evidente que no hemos aprendido a dialogar y menos a discutir de buena forma temas tan importantes como este. En este ámbito, volvemos a la contradicción de un libre mercado que cruza la educación, donde lo importante es lucrar con un “servicio” que deje tranquilo a los apoderados, es decir, que no explora ámbitos conflictivos.

Antes de la educación y de los valores, el precio

Para prevenir el VIH se plantean básicamente tres estrategias. No tener sexo, tener pareja estable confiable o usar condón o preservativo.

La primera opción va a contra corriente. Hoy en día es una estrategia que sólo podría seguir un pequeño porcentaje de personas. Va contra los estímulos de la publicidad, de la películas, de las modas, etc. (y de las hormonas, del instinto).

La pareja estable es una estrategia que podría ser más efectiva que la anterior, siempre que ambos se hagan exámenes antes de empezar a tener relaciones sexuales y mantengan el compromiso de no tener relaciones con otras personas (al menos sin preservativo).

Las dos estrategias anteriores tienen la dificultad de que no funcionan ante “calenturas” del momento, cuando las relaciones sexuales casuales parecieran ser cada vez más frecuentes.

La última alternativa, la más segura, es la de usar condón. Una alternativa que ha tenido que lidiar contra prejuicios culturales y con un factor no menor en Chile… el precio de los condones.

Resulta escandaloso que un mismo producto (preservativos de látex lubricados marca LifeStyles Ultra Sensible Nuda), en una distribuidora de confites tenga un valor de $1.490 (caja de tres preservativos), mientras el mismo producto en una de las tres grandes cadenas de farmacias del país tenga un valor de $ 3.295 (con un descuento de $700, puesto que su valor “original” es de $3.995).

El mismo producto, en una farmacia de la pequeña ciudad de Colbún, está a $1.990.

"Ofertas", EM (c)
“Ofertas”, EM (c)

¿Qué rentabilidad tienen los preservativos para las grandes cadenas de farmacias? Al venderlos a esos valores, ¿cuántas personas en Chile dejan de comprarlos por lo costosos que resultan? ¿Cuál es el foco de las farmacias, la salud o el lucro?

(¿Qué hace el Ministerio de Salud al respecto?)

Es evidente que estamos viviendo en un país que no está funcionando en muchos sentidos, pero en especial en uno: el lucro no puede ser lo que rige y ordena todo. Porque este caso se puede aplicar a muchos rubros, como es el de las ferreterías (con Sodimac e Easy), por ejemplo.

Y si cada vez que hay un desastre, como son los terremotos y hoy es el Conoravirus, hay denuncias contra pequeños comerciantes que suben en forma inmoral los precios, pareciera que muchas cadenas de tiendas grandes lo hacen en todo momento con muchos de sus productos, camuflados con productos en oferta.

Para solucionar lo anterior se necesitan cambios profundos en el sistema, cambios a favor de la vida, para empezar. Pero que esperamos también incluya la cultura (la que, en las Cuentas Presidenciales, siempre está penúltima, justo antes de Deporte).

Nuestra sección de OPINIÓN es un espacio abierto, por lo que el contenido vertido en esta columna es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial de BioBioChile