La reparación integral y la inserción social pasan por asumir esta realidad que precisa del trabajo de todos.

Tiene 17 años, en dos semanas más estará de cumpleaños. Lo que para la mayoría de los jóvenes es motivo de alegría, para Juan es motivo de angustia. Volver a sentir el abandono que a los 9 años marcó su vida.

Con luces y sombras, la residencia fue su casa la mitad de su niñez. No sabe adónde irá. No tiene con quién volver. No estudia y no hay redes…. Nunca las hubo.

Como Juan, cada año cientos de jóvenes en Chile cruzan una puerta a la soledad. Cumplir la mayoría de edad no convierte de súbito a nadie en una persona autónoma.

Niñez y el sistema de cuidados

Quienes por efecto de la ley dejan el sistema de cuidado alternativo, enfrentan una transición que suele darse carente de redes, con altos riesgos de deserción escolar, pobreza y situación de calle.

Internacionalmente, los estándares han avanzado hacia un egreso del sistema institucional planificado, progresivo y con apoyos post egreso. En Argentina, y gracias al trabajo de la Asociación DONCEL, desde 2017 existe una Ley de Egreso Asistido. Por su parte, en Reino Unido los jóvenes pueden permanecer con sus familias de acogida hasta los 21 años y contar con un tutor personal hasta los 25.

En nuestro país, sin embargo, cuando un adolescente institucionalizado cumple 18 años, la protección se interrumpe de golpe, el acompañamiento queda a discreción de programas puntuales o de la voluntad del organismo colaborador. En caso de estar escolarizado (gran parte no lo está), puede acceder a algún programa de transición, pero las coberturas son bajas.

Por qué urge una ley de egreso asistido

Ahora bien, se han creado casas de transición y programas de preparación para la vida independiente, pero cubren a una mínima parte de la oferta y no contemplan la integralidad de mecanismos de inserción requeridos para esta población, prácticamente quedan solos.

El sistema actual —basado en protocolos del Servicio de Protección y programas parciales— cuenta con apoyos discrecionales. Jóvenes que ya han vivido abandono, violencia o pobreza, quedan otra vez en una alta situación de vulnerabilidad.

Egresar de un sistema de cuidado no es un acto administrativo, es un proceso vital.
Es por ello que una ley de egreso asistido transformaría la ayuda ocasional en un derecho exigible, asegurando acompañamiento real antes y después de salir del sistema, con acceso prioritario a una vivienda protegida de manera transitoria, al igual que un apoyo económico sujeto a continuidad educativa o laboral con la colaboración de un tutor que acompañe en el proceso de ser autónomo.

En sus programas de Gobierno, tanto José Antonio Kast como Evelyn Matthei, fueron explícitos en incorporar esta medida, sería positivo que sea parte también de los programas de otros candidatos, debiera ser un consenso para todos: El Estado requiere avanzar en preparar a quienes el mismo asumió proteger, para que puedan sostenerse en la vida adulta, sin repetir ciclos de vulneración. La reparación integral y la inserción social pasan por asumir esta realidad que precisa del trabajo de todos.