Hace unos días un “tiktoker” inglés se convirtió en “noticia nacional” por hablar de su percepción respecto al estado de Valparaíso. Desde el luego está en su derecho a decir lo que quiera, pero me pregunto ¿por qué la opinión negativa de un “tiktoker” es noticia y no lo son las positivas? Bueno, ese es un largo debate.

Es claro que Valparaíso tiene problemas, los que no son distintos a muchas otras ciudades puerto. Pero lo que más me llama la atención es quienes comparten “la noticia” con una no disimulada satisfacción: ¿desde cuándo en nuestro país se instaló una cultura de destrucción y odiosidad? O ¿desde cuándo tanto negativismo, pesimismo y de ser tan chaquetero?

Lo que no se habla cuando aparecen noticias así es que para recuperar una ciudad que lleva 40 años de un prolongado deterioro se requiere plata, ¡mucha plata! Porque lo que se obtiene del gobierno regional o de los ministerios apenas sirve para raspar la olla. Se requiere un compromiso decidido del Estado.

En concreto, ¿qué significa eso? Que Valparaíso tenga ingresos permanentes, considerables y usados de forma transparente para poder recuperarse. ¡Recursos de verdad, no chauchas! Recursos para poder activar productivamente la economía local y de esa forma generar empleos y mayores niveles de bienestar a las familias porteñas.

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¿Cuál es el camino para eso? Una Ley de Puerto que permita que parte de la riqueza del puerto quede en la ciudad (de todas las ciudades puerto, realmente). Hoy no queda nada.

Si se le cobrara $2.000 (algo así como 2 dólares) a cada tonelada que se transfiere en el puerto (el 2023 fueron 8.236.570 toneladas), Valparaíso tendría todos los años, de forma permanente y estable, un fondo de $16.470 millones… ¡Plata de verdad!

¿Nos preocupa Valparaíso? ¡Ley de puerto, ahora!