Pese a la crisis que vive la Iglesia Católica, en Chile y a nivel mundial, principalmente por el destape de casos de abuso sexual y encubrimiento, el Arzobispado de Santiago aumentó sus ingresos en 2018. Así, de los $11.074 millones recibidos en 2017, al año siguiente tuvo $11.648 millones en ingresos.

De estos dinero, un 42% ingresó vía proyectos pastorales, que incluye la Cuaresma y donaciones privadas, un 31% de arriendos y un 27% de la entrega del 1% de los fieles, que representó una baja de 4% en comparación con 2017.

Según el balance de la iglesia, de estos dinero, el 76% se habría destinado a actividades pastorales y solidarias.

El obispo auxiliar de Santiago, Cristián Roncagliolo, indicó que si bien los ingresos se han mantenido, “las necesidades y desafíos pastorales y sociales aumentan”.

A esto se suma las posibles indemnizaciones que podría seguir pagando la iglesia a las víctimas de abusos eclesiásticos, como ya debió hacerlo con las víctimas de Fernanda Karadima.