Este año finaliza un inédito programa de recuperación de suelos dañados por incendios forestales en Bío Bío y Ñuble, conocido como Programa de Restauración del ecosistema Cayumanque.

En total, se intervinieron 50 predios con más de 400 mil plantas de especies nativas, logrando cerca de un 70% de éxito en lo reforestado.

El último día del 2011, se inició en el sector de Pichiqueime de Quillón uno de los incendios forestales más devastadores ocurridos en la región del Bío Bío.

Este desastre tuvo como consecuencia la muerte de dos personas, más de mil damnificados, la destrucción de más de 200 viviendas y la quema de bosque nativo, plantaciones, pastizales y matorrales, que superó las 28 mil hectáreas.

En el fundo La Palma del sector Provoqui en Florida, Sara Cartes, de 83 años, vio como su predio de 40 hectáreas se quemó por completo, quedando en pie sólo su casa de adobe de más de 200 años. El 2017 todo se volvió a quemar cuando el fuego de un siniestro devastador avanzó sin control.

“Vimos que estaba ardiendo todo y mi hijo me pregunta ‘¿Qué vamos a hacer?, ¿Para qué lado vamos a arrancar?’, y yo le digo ‘nos metemos adentro de la casa y morimos adentro nomás’“, recordó Cartes al referirse al desolador panorama vivido.

Tras la catástrofe de 2012, se creó con aportes del gobierno regional el Programa de Restauración Ecosistema Cayumanque, una iniciativa pública, privada y de organizaciones sociales vinculadas a la gestión ambiental.

El proyecto intervino 50 predios de particulares en Quillón, Florida y Ránquil, con 280 hectáreas de terreno plantadas con especies nativas.

Uno de ellos el de Provoqui en Florida, donde Julio Barra -nieto de Sara-, explica lo que ha significado para su familia la reforestación.

“Ya somos cuatro generaciones que estamos conservando un ecosistema único aquí en Florida, así que se presentó el programa Cayumanque para restaurarlo con voluntarios y contratistas”, afirmó Julio.

El programa de restauración ecológica Cayumanque es inédito en la región del Bío Bío, tomando en cuenta que en el cerro que lleva su nombre el desastre del 2012 fue descomunal.

Maeva Durán, habitante del sector de Peñablanca, cuenta que el predio de su madre ya está plantado con las nuevas especies.

Son 15 las especies nativas utilizadas en la reforestación, como arrayanes, laurel, olivillo, peumo, quillay, roble, boldo, maqui, entre otros,

Sin embargo, en cada predio intervenido se ha debido preparar y habilitar el suelo, además de controlar las malezas después de la plantación, así como eliminar especies exóticas.

Al respecto, el seremi de Medio Ambiente, Mario Delannays, indicó que “este modelo de restauración a nosotros nos dio muchas luces”, agregando que es un formato que se puede replicar en cualquier lugar.

La rápida regeneración de especies exóticas es justamente el problema que enfrenta Patricia Fuentealba, presidenta de la Asociación territorial sostenible de Quillón, Ránquil y Florida, cuyo predio en el sector de Quebrada Riffo tenía el suelo muy degradado por anteriores plantaciones de pino y eucaliptus, las que hoy vuelven a crecer entre plantas nativas.

“En ese tiempo el eucaliptus y el pino era lo que el Gobierno nos daba (…) Con el tiempo hemos visto que el eucaliptus degrada los suelos, consume bastante agua y a raíz de eso se produce este cambio en la comunidad”, apuntó Fuentealba.

La educación ambiental también ha sido fundamental para quienes aceptaron la intervención de sus predios y se ha complementado con proyectos de recolección de agua, como en el sector Peninhueque de Florida, donde el presidente de la Junta de Vecinos, Héctor Carrasco, reconoce que el prendimiento de las plantas no fue el que esperaban.

El programa ya está en su última etapa, por lo que en los próximos meses está contemplado su cierre y las evaluaciones finales son positivas, con un promedio de casi 7 de 10 árboles plantados que lograron sobrevivir, según el seremi Delannays.

En algunos sectores se busca complementar la plantación de especies nativas con árboles frutales, algo que se llevará a cabo como piloto en algunos predios en las próximas semanas.

La etapa final del proceso es el retiro de los protectores de policarbonato con que se buscó aislar las plantas de la acción de roedores en sus primeras etapas de crecimiento. Una tarea no menor considerando que son más de 400 mil en Quillón, Ránquil y Florida.

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