Tras asumir como Presidente de la República el próximo 11 de marzo, Gabriel Boric deberá definir su residencia definitiva. Chile es de los pocos países de la región que no cuenta con una residencia oficial, como la Quinta de Olivos (Argentina) o el Palacio de la Alvorada (Brasil), por lo que se deberá buscar una vivienda que cumpla con las condiciones de comodidad y seguridad. Para ello, ya se descartó su departamento en el barrio de Bellas Artes y el Palacio La Moneda.

Además de estudiar los nombres que conformarán su gabinete, Gabriel Boric deberá decidir cuál será su residencia oficial cuando asuma el próximo 11 de marzo. Ante esta tarea, ya descartó su departamento en Santiago y el Palacio de La Moneda, sede del Gobierno.

Boric, que con 35 años el Presidente Electo más joven y más votado de la historia chilena, vive de arriendo desde que dejó su casa familiar en la comuna de Punta Arenas, región de Magallanes.

Es la primera vez, desde el retorno a la democracia, que un jefe de Estado no tiene casa propia.

En ese sentido, el departamento que arrienda en el barrio de Bellas Artes junto a su pareja, Irina Karamanos, se descartó de inmediato. Esto, ya que no cumple con los parámetros mínimos de seguridad como, por ejemplo, tener más de un acceso.

Gabriel Boric
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Separar el trabajo de la vida privada

Durante algunas semanas, La Moneda fue una de las opciones que barajó su equipo, pese a que lleva más de 70 años deshabitada como residencia oficial.

“El último presidente que vivió allí fue Carlos Ibáñez del Campo en 1958. Su sucesor, Jorge Alessandri, tenía un departamento en el centro e instaló la tradición de que los mandatarios vivan en sus propias residencias”, explicó Pía Montealegre, experta en patrimonio de la Universidad de Chile.

El palacio, de cuatro plantas y cerca de 20 mil metros cuadrados, es una de las primeras construcciones neoclásicas de Chile y se concibió para acuñar monedas en la época colonial.

Fue el presidente Manuel Bulnes quien lo reformó a mediados en 1846 y lo convirtió en residencia oficial durante un siglo.

El edificio, en el corazón capitalino y rodeado de comercios, bancos y oficinas, “se dejó de habitar porque las dependencias no eran muy prácticas”, apuntó Montealegre.

Además, agregó que la zona residencial se destruyó durante el bombardeo que se efectuó para el golpe de Estado en 1973. Por ello, habría que hacer una extensa obra en el caso de que se quiera volver a ocupar.

Esta opción fue descartada por el mismo Boric, asegurando que “no están las condiciones y es importante separar el lugar de trabajo del lugar donde se duerme”.

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¿Fuera del sector oriente?

Chile es de los pocos países de la región que no cuenta con una residencia oficial, como la Quinta de Olivos (Argentina) o el Palacio de la Alvorada (Brasil).

En los años 2000, se pensó construir una casa presidencial estable en la zona de Cerrillos, pero el proyecto terminó fracasando.

“La ciudadanía ve con buenos ojos que los presidentes sean tratados más como ciudadanos que como príncipes y que vivan más en residencias comunes que en palacios”, aseguró Montealegre.

Todos los mandatarios, desde Salvador Allende (1970-1973) hasta Sebastián Piñera (2018-2022), han vivido en residencias personales en las comunas con mayores recursos de la capital, como Las Condes, Providencia y La Reina, en el denominado “Oriente de Santiago”.

También lo hizo el general Augusto Pinochet, quien durante los 17 años que duró la dictadura residió en una casona en Las Condes, que era la vivienda oficial del Comandante en Jefe del Ejército.

Si Boric elige otro barrio para vivir a partir del 11 de marzo, “sería la primera vez que un Presidente vive en una comuna de ingresos medios”, afirmó Mauricio Morales, de la Universidad de Talca.

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“Estoy segura que hay barrios residenciales en San Miguel y otras comunas donde se puede garantizar la seguridad tan bien como en el oriente. Sería una señal muy fuerte en términos simbólicos en este país tan clasista y segmentado”, expresó la politóloga Claudia Heiss.

El debate en torno a la futura residencia de Boric puede ser una “metáfora” de cómo va a gobernar, “con tendencia a lo simbólico, pero con ciertas restricciones inherentes al cago”, señaló Rodrigo Pérez de Arce, del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES).

Para Jaime Abredapo, de la Universidad San Sebastián, el diputado por a región de Magallanes quiere “mandar el mensaje de que es un ciudadano más, con los mismos problemas de contaminación y transporte”.

“Es una nueva forma de gobernar”, concluyó.