Elías Lillo Sandoval (35) es un exfuncionario de Operaciones y Tecnología del Banco de Chile, un “trabajador ejemplar” que logró defraudar a la empresa con más de $2.500 millones que usó para mantener a varias familias, gastar en amantes, lujos y casinos.

El “Especialista en Operaciones” efectuó su última transacción en mayo de este año y ahora debe enfrentar a la justicia, pues en junio la firma de Andrónico Luksic presentó una querella por el delito de estafa. Elías aseguró -en entrevista con el matinal “La Mañana” de Chilevisión- que devolverá el dinero.

La forma de operar era a través de desvíos de dineros del banco, desde diferentes cuentas, y los transfería a la cuenta corriente de su padre. Luego de eso, engañó a su padre para que girara cheques a su nombre y los cobraba él mismo, con la excusa de que “le estaba yendo bien”.

“Esto fue una cosa que no pude parar (…) Yo en realidad no me acuerdo de cuánto fue al principio”, agregó.

Sólo en un año, Elías robó $475 millones a través de transacciones bancarias.

“Salía con mujeres, iba al casino, me gastaba mi plata, contrataba prostitutas”, admitió a CHV. Elías se compró ropa, arrendó autos de lujo y salía con sus amigos a disfrutar del dinero de la estafa que se prolongó durante una década. Unos seis o siete millones de pesos a la semana, por ejemplo.

Perdió $14 millones en el casino, se compró autos, acudió a lujosos restaurantes y realizó viajes al extranjero junto a su exesposa.

Con el fraude estimado de unos $2.500 millones, que se extendió durante 10 años, logró mantener a tres familias, ocho amantes y gastar hasta $3 millones en escorts, sólo en un día. Respecto de sus relaciones paralelas, asegura que no fueron más de ocho. “No hay cuerpo que aguante”, afirmó sonriente.

Sin embargo, Lillo afirmó que pagó deudas, cuentas de sus familias, deudas de amigos y las pensiones de sus hijos, pero también reconoció que no dormía bien.

Elías aseguró que siempre tuvo una vida de precariedades, carente de cualquier lujo. Oriundo de Los Ángeles, sostuvo que cuando era niño junto a su familia vivieron de allegados donde familiares en Santiago para buscar un trabajo.

Ya mayor, mientras trabajaba en un restaurant, un amigo lo ayudó a entrar al banco, y una vez dentro comenzó a estudiar para técnico financiero y así fue armándose camino en la empresa.

Una vez que el caso salió a la luz, Lillo tuvo que sincerarse con su exmujer y su padre, lo que generó un quiebre en su relación.

Si bien sostuvo que devolverá el dinero al banco, hoy la suma no supera los $100 millones.

El caso quedó en manos de la Fiscalía Centro Norte y será el abogado personal de Luksic, Hugo Rivera, quien será la defensa del Banco de Chile, que en su querella pidió la detención inmediata de Lillo Sandoval, el “estafador silencioso”.