El fenómeno del desierto florido dejó en 2017 uno de los brotes más grandes en la historia reciente, algo que no se repetirá este 2018 debido a que la zona norte del país no ha recibido las suficientes lluvias para que vuelva a producirse.

En conversación con BioBioChile, el biólogo de la Corporación Nacional Forestal (Conaf) de Atacama, César Pizarro; y la jefa del Área de Botánica y Herbario del Museo Nacional de Historia Natural (MNHN), Gloria Rojas, indicaron que éstas deben superar los 15 milímetros para que semillas en período de latencia germinen.

No obstante, y según detalló a El Mercurio el director regional de Conaf Atacama, Héctor Soto, estas precipitaciones no han ocurrido, lo que se suma a las bajas temperaturas que actualmente afectan a la región de Coquimbo, lo que impide que las semillas puedan brotar.

Desde el comercio esto preocupa, ya que el año pasado -por ejemplo- Atacama obtuvo 3 mil millones de pesos en ganancias derivados del turismo y las compras de visitantes chilenos y extranjeros.

Quien descartó de plano la ocurrencia de este fenómeno fue el museólogo y experto en desierto florido, Raúl Céspedes, quien precisó que “no hay ninguna posibilidad que (…) se repita”, aunque la neblina que a veces cubre la zona de Caldera podría generar una “leve floración” en esta área.

2017 también dejó un récord de turistas: 60 mil de acuerdo a cifras oficiales. El desierto florido de 2015, de acuerdo al Servicio Nacional de Turismo, atrajo 20 mil personas.

Ante la imposibilidad de observar flores en el desierto más árido del mundo, los operadores turísticos locales están ofreciendo y potenciando otros atractivos.

“Estamos buscando actividades para promocionar, como deportes en las dunas”, dijo el presidente de la Asociación de Turismo de Atacama, Ercio Mettifogo, pero añadió que pese a que actualmente “no tenemos el atractivo de las flores”, sí tienen cordillera.