La palabra del día en Francia es “enmerder”, desde que en la noche del martes trascendiera una entrevista al diario Le Parisien en la que el presidente Emmanuel Macron se mostraba sin concesiones hacia quienes al día de hoy no se han vacunado contra el covid-19. Pese a su etimología escatológica, “enmerder” puede traducirse como “fastidiar”, “molestar”, pero “joder” reúne el tono coloquial que quiso darle Macron.

El presidente francés, Emmanuel Macron, desató una controversia que llevó por segunda vez en 24 horas a suspender el tratamiento de la ley de pasaporte de vacunación, tras dicho sobre “joder” a las personas no vacunadas.

El mandatario afirmó que tiene “muchas ganas de joder” a quienes aún no se ha vacunado. Las declaraciones, que despiertan el amplio rechazo de la oposición, no parecen elegidas al azar.

“No soy partidario de joder a los franceses. Me quejo todo el día de la administración cuando los bloquea. Pues bien, aquí, los no vacunados o antivacunas, tengo muchas ganas de joderlos. Y eso continuaremos haciendo, hasta el final. Es esta la estrategia”, sostuvo.

La expresión, recuerdan desde el oficialismo, fue utilizada antes por el presidente Georges Pompidou, quien había llamado a dejar de “joder a los franceses”.

Esto, refiriéndose al aparato burocrático. De hecho, el Palacio del Elíseo releyó la entrevista con Le Parisien antes de su publicación, por lo que no se trata de un exabrupto fuera de control.

La consecuencia directa de estas declaraciones tuvo lugar en la Asamblea Nacional, que discute desde el lunes la creación de un pasaporte de vacunación en medio de un pico inaudito de contagios en el país, con más de 270.000 casos en 24 horas.

La controversia generada fue tal que la sesión terminó suspendiéndose poco después de la medianoche del martes, lo mismo que había ocurrido en la víspera, retrasos que ponen en riesgo el calendario del gobierno francés.

Rechazo opositor por el “joder” de Macron

“Un presidente no puede realizar el tipo de declaraciones que ha realizado”, espetó Christian Jaboc, presidente del grupo parlamentario conservador de Los Republicanos. “No puedo respaldar un texto que busca fastidiar a los franceses”, agregó.

Más a la derecha, el candidato presidencial nacionalista Eric Zemmour escribió en Twitter que “de ser presidente, dejaré de joder a los franceses”.

Desde la otra punta del arco político, el aspirante presidencial Jean-Luc Mélenchon se dijo “consternado” por la actitud de Macron y afirmó que había que seguir el consejo de la OMS: “no obligar, sino convencer” a quienes no se vacunan.

Si la mayoría presidencial asume la crudeza de las palabras de Macron, queda por ver cuál es su objetivo.

Una hipótesis es que el mandatario pretende romper la imagen elitista que tiene ante el electorado usando un lenguaje popular.

Otra es que sabe que puede usar electoralmente, a menos de cuatro meses de la primera vuelta de las elecciones presidenciales, la fractura entre pro y anti vacunas.

Mientras existe un consenso general a favor de la vacunación, es en la extrema derecha y en la extrema izquierda donde aparecen más reservas sobre la política sanitaria y las restricciones.

¿Qué prevé el pasaporte vacunal?

Si este pasaporte se transforma en ley, los franceses mayores de 12 años sin vacunar no podrán ir a restaurantes, museos, gimnasios, cines ni usar ciertos transportes aunque presenten un test de diagnóstico negativo.

Hasta ahora bastaba con presentar un test de diagnóstico negativo reciente, que sí seguirán siendo válidos a la hora de acceder a los servicios de salud.

Durante el debate parlamentario, los grupos adoptaron casi por unanimidad no aplicar el pase sanitario a los menores de entre 12 y 15 años en las salidas escolares y en el conjunto de actividades extraescolares.

El objetivo del gobierno es que esta ley sirva para presionar más a los cerca de cinco millones de franceses de más de 12 años que aún no están vacunados, sobre una población total de 67 millones.

“La casi totalidad de la gente, más del 90%, se ha sumado” a la vacunación y “es una pequeña minoría que es refractaria”, dijo Macron. “¿Cómo reducimos esta minoría? La reducimos, perdón por decirlo así, jodiéndola todavía más”, dijo Macron.

La intención del gobierno era que la ley estuviera aprobada para el 15 de enero. Pero tanto el lunes como el martes, la sesión quedó suspendida al llegar a medianoche por el rechazo de la oposición a seguir debatiendo.