Los malos resultados en las elecciones europeas de los conservadores de la canciller Angela Merkel y, sobre todo, de sus aliados socialdemócratas ponen en duda la continuación del gobierno de coalición en Alemania.
Las direcciones de los tres partidos de la coalición, los conservadores CDU y CSU y el socialdemócrata PSD, se reunían el lunes por la mañana para analizar en detalle los resultados en una atmósfera de crisis.
Luego los dirigentes de los partidos se reunirán con Merkel, una canciller en el final de su carrera y que dirige un gobierno en el cual se multiplican los desacuerdos.
La gran coalición recibió una mala nota, declaró Markus Söder presidente el partido conservador CSU, aliado bávaro del CDU, el partido de Merkel.
Los dos partidos conservadores obtuvieron en conjunto 28,9% de los votos, pero la CDU, que obtuvo 22,6%, registró una pérdida de 7,4 puntos porcentuales.
La estrategia de derechización para frenar el ascenso de la extrema derecha de Annegret Kramp-Karrenbauer, sucesora de Merkel al frente de la CDU desde diciembre pasado, no funcionó.
Pero lo que podría precipitar el fin de la coalición gubernamental es el pésimo resultado de los socialdemócratas.
“La debacle del SPD hace tambalear la coalición”, afirmó este lunes el diario Bild, el de mayor circulación en Alemania.
El SPD obtuvo 15,8% de los votos, 11 puntos porcentuales menos que en 2014, quedando por detrás de Los Verdes, que quedaron en segundo lugar con 20,5% de los sufragios.
“La gran coalición vacila después de esta jornada electoral”, afirmó la revista Der Spiegel en su web.
“Está en peligro” porque “CDU y SPD fueron sancionados por los electores y esta inestabilidad puede conducir a la ruptura en cualquier momento”, agregó.
La jefa del SPD, Andrea Andrea Nahles, muy cuestionada dentro del partido, insistió el domingo en permanecer en la coalición para “garantizar una política gubernamental socialmente justa”.
Sin embargo, tres representante del ala izquierda del partido, entre ellos el responsables de las juventudes, Kevin Kühnert, exigieron en un artículo que el SPD imponga reformas sociales o se vaya del gobierno antes del final de su mandato, en septiembre de 2021.
Las diferencias entre los socios de gobierno se cristalizaron en las últimas semanas en torno a la creación de una pensión mínima universal.
El SPD quiere imponer esa medida que los conservadores rechazan por ser demasiado costosa, en un contexto de disminución de ingresos fiscales.
Las discusiones se anuncian muy complicadas.
Tras una serie de elecciones regionales, el SPD hará un balance de medio mandato y decidirá si permanece en el gobierno o se retira, lo que conduciría a elecciones anticipadas y al fin de la carrera política de Merkel.
La Unión Demócrata Cristiana (CDU) exhortó a los socialdemócratas a permanecer en el gobierno “para que impere la estabilidad en el país”.
Los democristianos temen otros fracasos electorales en septiembre y octubre, en las elecciones en tres regiones del este de Alemania, bastiones del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD).
En las elecciones europeas, AfD obtuvo 11% de los votos, por debajo de las legislativas de 2017.
Pero en las regiones del este, que formaban parte de la Alemania comunista, confirmaron su implantación, ganando en Sajonia y Brandeburgo, dos de las tres regiones donde se celebran elecciones regionales en los próximos meses.