
VER RESUMEN
Israel muestra su apoyo a Javier Milei en la ofensiva contra Irán, destacando la relación entre ambos países a raíz de atentados terroristas en Argentina. El ministro israelí Gideon Sa’ar elogia a Milei y condena a Irán, generando controversia en Argentina. Milei respalda a Israel y critica a la expresidenta Kirchner. Por otro lado, Rafael Mariano Grossi, director de la OEIA, es amenazado por Irán. A pesar de los atentados en 1992 y 1994, ningún responsable ha sido condenado en Argentina.
Con la mayor comunidad judía de América Latina, Argentina tiene un lazo histórico con Israel. Hubo dos ataques terroristas en los años 90. La expresidenta Cristina Kirchner aún sigue investigada por un memorándum de entendimiento con Irán por presunto encubrimiento.
Así como alguna vez Elon Musk posó con la motosierra y Donald Trump elogió su política de ajuste, ahora Israel expresó su encanto por Javier Milei, aliado simbólico de Benjamin Netanyahu en la ofensiva contra Irán.
El ministro israelí de Asuntos Exteriores, Gideon Sa’ar, utilizó la icónica frase del presidente argentino no sólo para celebrar el ataque contra el régimen islamista, sino para dejar en claro el lazo que une a Israel y Argentina, país que sufrió dos atentados terroristas en la década de 1990. No hay condenados aún -recién esta semana se ordenó un juicio en ausencia- y persiste una causa judicial contra la expresidenta Cristina Fernández de Kirchner por proteger a los sospechosos iraníes con un memorándum de entendimiento.
“¡Viva la libertad, carajo!”, publicó días atrás en X el funcionario del Estado de Israel para acompañar el video del daño en la prisión de Evin, donde Irán encerró a disidentes del líder supremo Alí Jamenei. Fue en el marco de los ataques de Israel desde el pasado 13 de junio, en nombre de la paz en Medio Oriente, que continuaron con una intervención militar de Estados Unidos frente a la amenaza del poder nuclear de la República de Irán y un alto el fuego anunciado por Trump.
We warned Iran time and again: stop targeting civilians!
They continued, including this morning.
Our response:
Viva la libertad, carajo!@JMilei pic.twitter.com/pVdlWvCDqQ— Gideon Sa'ar | גדעון סער (@gidonsaar) June 23, 2025
En el posteo viral del ministro Gideon Sa’ar, con más de 1,2 millones de visualizaciones, se aprecian varios comentarios y citas de ciudadanos argentinos preocupados por la inclusión de Milei en la guerra Israel-Irán, teniendo en cuenta el atentado terrorista de Hezbolá contra la Embajada de Israel en Buenos Aires, con 22 muertos y 242 heridos en 1992, y el que es considerado el peor de la historia: aquel que destruyó la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA) en 1994, mató a 85 personas y causó 300 lesionados.
La comunidad judía en Argentina es la más populosa de América Latina, con cerca de 200.000 personas identificadas y una notoria influencia en la educación, la cultura y la gastronomía local. De allí que siempre resuene en una lista de eventuales blancos de Irán, a juzgar por los eventos tanto del pasado como recientes.
Tras el bombardeo de Trump en instalaciones nucleares de Irán, Milei, quien goza de un aceitado vínculo con Netanyahu, se hizo eco del mensaje publicado en la red social X por el ministro de Defensa argentino, Luis Petri, reivindicando así el alineamiento geopolítico de Argentina con la Casa Blanca e Israel. Los tiempos de neutralidad quedaron atrás.
Garantizar la paz en el mundo es luchar, siempre y en todo lugar, contra el terrorismo y sus armas nucleares.
Mañana el mundo despertará más libre y en paz!
Fuimos victimas del terror de Iran y lo pagamos con sangre de inocentes.
Gracias Presidente @JMilei!
Estamos en el…
— Luis Petri (@luispetri) June 22, 2025
“Garantizar la paz en el mundo es luchar, siempre y en todo lugar, contra el terrorismo y sus armas nucleares. Mañana el mundo despertará más libre y en paz. Fuimos víctimas del terror de Irán y lo pagamos con sangre de inocentes. Estamos del lado correcto de la historia. Del lado de la Justicia.”, compartió Petri y avaló Milei.
En una entrevista con el canal LN+, Milei fue contundente en su respaldo: “Israel ya nos salvó de Irak en 1981; Israel nos salvó de Siria en 2007; y ahora lo está haciendo de vuelta. Israel está salvando la cultura occidental. Es decir, no podemos errar de esta manera. Pero claro, lo políticamente correcto, los woke, están del lado de la izquierda; y la izquierda quiere romper a Israel, porque es atacar los valores judeocristianos, que son la base del capitalismo”.
De hecho, para subrayar su contraste con Cristina Kirchner, sus declaraciones se dieron a la vuelta de su viaje a Israel, cuando el 12 de junio pasado había sellado el “Memorándum en Defensa de la Libertad y la Democracia Contra el Terrorismo y el Antisemitismo”, por el que Argentina e Israel se comprometieron a “afianzar los lazos en la lucha contra el terrorismo y el antisemitismo, impulsando la defensa de las libertades y la democracia”.
En medio de las flores entre ambos Estados, otro argentino cobró protagonismo: Rafael Mariano Grossi. Es el actual director del Organismo Internacional de Energía Atómica (OEIA), ya amenazado de muerte por la República Islámica de Irán.
De acuerdo a lo divulgado en redes sociales, el funcionario Ali Larijani, cercano al ayatolá Alí Jamenei, manifestó: “Una vez que termine la guerra, nos ocuparemos de Grossi”.
En diálogo con CNN, el argentino puso en duda que los informes técnicos de la agencia respecto a la verificación nuclear en Irán hayan motivado una acción militar y dijo que dichas acciones obedecen a decisiones políticas, sin responsabilidad alguna.
A diferencia de lo sostenido por Israel, Grossi relativizó el alcance del programa nuclear iraní: “Es cierto que a principios de los 2000 hubo actividades que se evaluaron como relacionadas con el desarrollo de armas nucleares… eso no lo estamos viendo ahora”.
Sin justicia: los dos atentados que sufrió Argentina y el rol “encubridor” de Cristina Kirchner
El 17 de marzo de 1992, a las 14.45, un estruendo sacudió el corazón de la Ciudad de Buenos Aires. Una camioneta Ford F-100 cargada con explosivos estalló frente a la embajada de Israel, en la esquina de las calles Arroyo y Suipacha.
En segundos, el edificio entero colapsó, arrastrando consigo la sede diplomática, una iglesia católica y una escuela. Veintidós muertos y más de 240 heridos sellaron el saldo de una tragedia que, más de tres décadas después, todavía exige justicia.
Durante 35 años, el caso se convirtió en un símbolo del desgobierno judicial argentino. Recién en 1999, la Corte Suprema de Justicia, encargada por Constitución de los asuntos relacionados con el extranjero, responsabilizó al grupo islamista Hezbolá y al régimen iraní por el ataque, pero no hubo avances concretos: ni imputados, ni detenidos, ni condenas. Apenas una certeza: el atentado fue planificado desde el exterior y ejecutado con apoyo local.
En 2022, el Mossad -la agencia de inteligencia israelí- presentó un informe en el que aclaró que no hubo funcionarios de Irán involucrados en la operativa terrorista contra Buenos Aires, que el atentado se planeó desde la Triple Frontera de Argentina, Paraguay y Brasil y que ocurrió a modo de en venganza por las operaciones israelíes contra la milicia chiita en Líbano. Sin embargo, tanto el fiscal Sebastián Basso como la Delegación de Asociaciones Israelitas Argentinas (DAIA) rechazaron el reporte.
El silencio del Estado argentino en temas clave, como la conexión local o el posible desvío de pruebas, volvió a poner a la causa en la zona gris de la impunidad. En el país de las bombas sin culpables, la explosión en la embajada de Israel no fue la primera. Pero fue la que marcó el inicio de una era.
La mañana del 18 de julio de 1994, a las 9.53, un estruendo volvió a hundir de rodillas a la Ciudad de Buenos Aires. Una camioneta Trafic, cargada con unos 300 kilos de explosivos, fue detonada frente a la sede de la Asociación Mutual Israelita Argentina (AMIA), en Pasteur al 633.
El edificio voló por los aires en segundos. Hubo 85 muertos, más de 300 heridos y un país que por segunda vez en dos años quedaba paralizado ante un atentado terrorista sin respuestas. La causa quedó nuevamente envuelta en desidia, encubrimientos y maniobras políticas.
El juez Juan José Galeano, encargado de la primera etapa, terminó destituido y procesado por haber pagado sobornos con fondos del Estado para fraguar testimonios. La supuesta “pista siria” fue descartada sin argumentos, y recién en 2006, el fiscal Alberto Nisman logró imputar al régimen iraní y a la organización Hezbolá como autores intelectuales del ataque. Pidió la captura internacional de altos funcionarios de Teherán y los acusó de haber planificado el atentado desde la triple frontera.
Pero la causa AMIA tuvo otro giro en 2013, cuando el gobierno de Cristina Kirchner firmó un memorándum de entendimiento con Irán. La idea era interrogar a los acusados en Teherán, algo que la comunidad judía y los familiares de las víctimas denunciaron como una claudicación.
El fiscal Nisman entendió el acuerdo como una maniobra para encubrir a los iraníes y presentó una denuncia contra la entonces presidenta. Cuatro días después, el 18 de enero de 2015, apareció muerto en su departamento de Puerto Madero con un balazo en la cabeza. A la mañana siguiente debía presentarse ante el Congreso para ampliar su denuncia contra la entonces presidenta.

En enero de 2025, tras una década de cruces entre políticos y funcionarios judiciales por el destino de la causa, la fiscalía ratificó que Nisman fue víctima de un homicidio y que su muerte estuvo motivada en su labor en la investigación del atentado a la AMIA y su encubrimiento.
Esta semana, el juez federal Daniel Rafecas resolvió el miércoles avanzar con el juicio oral en ausencia para los diez ciudadanos iraníes y libaneses acusados de haber planificado y ordenado el atentado terrorista contra la AMIA, sentando un precedente jurídico inédito en la historia penal del país.
El juicio en ausencia -aprobado este año con amplio consenso en el Congreso- pretende evitar que delitos de lesa humanidad o terrorismo internacional queden sin juzgamiento cuando los responsables están prófugos o protegidos por sus Estados de origen. Es, hoy, la única vía para avanzar procesalmente frente a una impunidad de facto.
A más de 30 años de los atentados en Argentina, ni uno solo de los responsables está preso.
El mismo minuto de silencio frente a las calamidades por la guerra entre Israel e Irán se repite del otro lado de la cordillera cada año, con una promesa oficial sin cumplir y la sospecha insoportable de que la verdad está, pero no se la puede -o quiere- encontrar.