La justicia peruana resolvió este miércoles anular el indulto presidencial que se le había otorgado al expresidente Alberto Fujimori, quien cumplía una pena de 25 años de prisión por violaciones a los Derechos Humanos.

Fujimori fue condenado por las matanzas de Barrios Altos (15 muertos, incluido un niño de 8 años) y de la universidad La Cantuta (10 muertos), pero terminó siendo indultado en la víspera de Navidad de 2017 por el entonces presidente Pedro Pablo Kuczynski alegando razones humanitarias.

La anulación del indulto tomó por sorpresa al mundo político peruano y al entorno familiar de Fujimori,
como fue el caso de su hija y hasta hace algunos meses considerada su heredera política, la excandidata presidencial Keiko Fujimori.

La hija del autócrata acusó una operación de sus “enemigos políticos” y apuntó directamente al juez de la Corte Suprema, Hugo Nuñez Julca, de tomar una “triste decisión, consignó diario El Comercio de Perú.

“Esto es sin duda una persecución, no solamente contra mi familia. Basta ya contra Fuerza Popular. Siento que aquí hay odio y ensañamiento. De parte de quién no sé, pero sin duda de todos nuestros enemigos políticos”, dijo Keiko Fujimori.

“Es doloroso saber que un juez en nuestro país le ha quitado la libertad de mi padre señalando que porque no está moribundo no tiene derecho a un indulto humanitario”, agregó la líder del partido Fuerza Popular.

Keiko confirmó que apelarán a la decisión de la justicia y buscarán de todas las formas posibles, que su padre vuelva a la cárcel.

“Invoco a nuestros enemigos políticos y les digo ya basta. Tiene que poner un alto y un límite al cálculo político, al odio, al ensañamiento, por favor”, concluyó.

La decisión se dio luego que familias de las víctimas recurrieran ante la justicia peruana y la Corte Interamericana de Derechos Humanos, alegando que el indulto era resultado de una negociación política entre el gobierno y el hijo del expresidente, Kenji Fujimori, para evitar que Kuczynski fuese destituido por el Congreso peruano.

El indulto cosechó críticas de organismos internacionales y aunque evitó la destitcuión de Kuczynski en diciembre, finalmente PPK tuvo que renunciar el 21 de marzo de 2018 acorralado tras la publicación de una serie de videos, donde Kenji Fujimori (otro hijo de ALberto) y diputados cercanos a él, negociaban la compra de votos para impedir su remoción.

Alberto Fujimori pasó los últimos 10 meses de de manera austera, retirado de la vida pública, viviendo solo en una casa alquilada del barrio acomodado de La Molina, al este de Lima, donde escribía las memorias sobre su gobierno, marcado por la corrupción y el plomo de la lucha contra las guerrillas y el terrorismo.

“En los contados años que me quedan me dedicaré a tres objetivos: unir a mi familia, mejorar en lo que pueda mi salud y hacer un balance equilibrado y sereno de mi vida. Esos son mis tres principales metas al cumplir mi octava década de existencia”, dijo Fujimori en julio con motivo de su 80 cumpleaños en un texto manuscrito enviado a la Agence France-Presse.