La oposición sudanesa y la junta militar que detenta el poder desde que derrocó al presidente Omar al Bashir firmaron este miércoles un acuerdo político para los próximos tres años y tres meses de transición en el país, en presencia de mediadores de la Unión Africana (UA) y Etiopía.

El pacto es “un gran acuerdo que representa una paso determinante y abre una nueva era”, al tiempo que “allana el terreno para el siguiente paso, que es estudiar una Constitución”, afirmó el mediador de la UA, Mohamed Hassan Labat, en una breve ceremonia de la rúbrica, emitida en directo por la estatal Sudán TV.

El acuerdo estipula la formación de un Consejo Soberano que asumirá el poder durante la transición y estará formado por cinco civiles, cinco militares y una persona consensuada por ambas partes, y estará presidido por los militares los primeros 21 meses, mientras que los civiles lo harán el resto del periodo.

Por parte de los militares, ha suscrito el acuerdo Mohamed Hamdan Dagalo, alias Hemedti, vicepresidente de la junta y líder de las Fuerzas de Apoyo Rápido (FAR), acusadas de liderar el desalojo violento de la acampada de protesta frente la sede del Ejército en Jartum el pasado 3 de junio, que causó a más de un centenar de muertos.

En un breve discurso, tras la firma en el Hotel Corithia de Jartum, donde han tenido lugar los diferentes encuentros entre las partes, Hemedti agradeció la labor de todos los involucrados en el acuerdo, sin entrar en detalles sobre los puntos definitivos acordados.

Discrepancias entre las partes

Entre los puntos de divergencia que se hicieron públicos en los últimos días estaba la designación de las autoridades judiciales y el fiscal general, que las Fuerzas de la Libertad y el Cambio rechazaban fuesen nombrados por el denominado Consejo Soberano.

Además, la oposición no aceptaba que los miembros del Consejo Soberano tuviesen “inmunidad absoluta”, discrepancias que las partes no aclararon durante la ceremonia, por lo que por el momento se desconocen los deatlles del pacto.

La firma llegó por sorpresa, después de que en la noche del martes se aplazasen por enésima vez las negociaciones para consultas internas de los signatarios