La nueva serie de Netflix estrenada la semana pasada, Emily in Paris, ha sido un hit a nivel mundial, como ya es usual con las producciones que el gigante de streaming ha lanzado durante esta pandemia, ante la ausencia de más contenido novedoso.

Protagonizada por Lily Collins, se centra en Emily, una joven estadounidense que se va a vivir a París como parte de su trabajo en una agencia de marketing estadounidense, la cual compró una empresa francesa del rubro y desean que allí esté presente una “visión americana”.

Emily no habla francés, no conoce la cultura del país y se topa con una oficina llena de franceses, algunos de los cuales no saben inglés, a quienes no les agrada su nueva colega.

En los primeros episodios, de inmediato comienza a toparse con todos los estereotipos y clichés que los estadounidenses piensan respecto a Francia.

En la serie, se muestra a los franceses como poseedores de una actitud arrogante y cruel hacia el resto, acostumbrados a no cumplir con sus horarios laborales, sin saber cómo usar las redes sociales, fumando todo el tiempo, hablando de sexo en todas partes, siendo infieles sin parar, y una larga lista de etcéteras.

Como era esperable, este tan poco favorecedor y muy estereotipado retrato, en una producción de alcance global, no le ha caído nada de bien a los franceses.

Tanto críticos de cine como usuarios de Francia han destrozado la producción de Netflix, con varios tachándola de “ridícula”, “vergonzosa” y “culturalmente ignorante”, según reporta la revista estadounidense The Hollywood Reporter.

De acuerdo a la publicación, en el popular sitio de críticas de usuarios AlloCiné la serie ha alcanzado una calificación de 2,9 de un total de 5. Una de las opiniones con mayor alcance indicó que es “vergonzosa, con una imagen completamente errada de París. Es ridícula, pésimamente actuada. Como si en París sólo se hablara de moda, romance y croissants”.

En otro comentario, un televidente sostuvo que “podría haber sido muy buena si no hubiese caricaturizado a los franceses. En esta serie, los franceses son descritos como arrogantes, sucios, flojos, crueles, amargados… pero, por suerte, esta joven estadounidense llega a explicarnos cómo funciona la vida. Es deplorable, me pregunto por qué los actores franceses aceptaron actuar en esto”.

En las reseñas de los profesionales del área, las opiniones fueron similares. Charles Martin, de Premiere, escribió que “(en Emily in paris) aprendemos que todos los franceses son malos (sí, sí), que son flojos y que nunca llegan a la oficina antes del mediodía, que coquetean sin parar y no les gusta el concepto de fidelidad, que son sexistas y a la antigua, y por supuesto, que tienen una dudosa relación con las duchas. Sí, no faltó ningún cliché, ni siquiera el más mínimo”.

En tanto, la cadena de radio RTL escribió que “rara vez hemos visto tantos clichés de la capital francesa desde los episodios parisinos de Gossip Girl o el final de El diablo viste a la moda“.

Y no sólo ha sido criticada por franceses. En el resto del mundo ha recibido críticas mixtas. Entre las negativas, está el ejemplo de la escrita por Rebecca Nicholson para el periódico británico The Guardian, quien la calificó con 1 estrella de 5 y dijo: “A veces, me preguntaba qué hicieron los franceses para merecer Emily in Paris“.

“Este drama-comedia (aunque tiene poco de ambos) es una excusa para que Lily Collins camine por París en ropa fabulosa, negándose a hablar francés, esperando parecer adorable por ello. Si esta es una metáfora del imperialismo estadounidense, entonces es una efectiva (…) Nombra un estereotipo, y dentro de los primeros 3 episodios, Emily no sólo se lo ha topado, sino que también ha intentado rectificarlo, ajustándolo a la manera estadounidense”, añade.

Y agrega que “como personaje, Emily no sólo es asombrosamente insensible, pero es egoísta a un punto inmoral”, aludiendo a la forma en que termina el triángulo amoroso al final de la primera temporada.