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Resumen generado con una herramienta de Inteligencia Artificial desarrollada por BioBioChile y revisado por el autor de este artículo.

Gérard Lhéritier, fundador de Aristophil, fue condenado a cinco años de cárcel por estafa al vender "fragmentos" de valiosos manuscritos como los de Flaubert y el marqués de Sade. La firma engañó a 18.000 personas estafándoles cerca de mil millones de euros entre 2009 y 2014. Prometían revalorizaciones inexistentes y recompras ficticias, generando una pirámide especulativa.

Comprar la centésima parte de un manuscrito de Gustave Flaubert o un rollo del marqués de Sade exhibido en un museo era posible gracias al grupo francés Aristophil, dedicado a la venta de manuscritos antiguos, cuyo fundador, Gérard Lhéritier, fue condenado este jueves a cinco años de cárcel por estafa a través de un esquema ponzi.

En total, Aristophil estafó cerca de mil millones de euros a unas 18.000 personas ente 2009 y 2014: “una de las más grandes estafas en banda organizada jamás juzgados” por número de víctimas, según el Tribunal de París.

Fundada en París en 2003, Aristophil se definía en su web como “la más bella colección de manuscritos y autógrafos del mundo” por la “rareza y orígenes ilustrados” de sus obras.

Albert Einstein, Simone de Beauvoir, Boris Vian… entre los “más de 130.000” escritos que Aristophil decía atesorar, lo más llamativo eran, sin duda, las firmas que cerraban notas, cartas y dedicatorias.

Dado el interés que despertaban algunos de estos objetos, Aristophil llegó incluso a comercializar “fragmentos” de estas obras, lo cual hacía posible adquirir artículos como la centésima parte de un manuscrito de Flaubert, autor de ‘Madame Bovary’.

El esquema ponzi

Si bien los objetos que vendían se basaban en artículos reales, y muchos de ellos se exhibían en museos, Aristophil ofertaba tanto ejemplares de enorme calibre como obras de escaso valor que, de media, se vendían a un precio que duplicaba el de la compra, prometiendo importantes retornos mediante una revalorización anual que jamás se produjo.

La firma prometía, además, recomprar las obras al cabo de cinco años, lo cual establecía un circuito cerrado que consolidaba la pirámide especulativa, al costear las compras de los primeros clientes con el dinero de los nuevos, algo insostenible a largo plazo y que elevaba el número de potenciales afectados de manera exponencial.

Esta trama dilatada durante años, que se prorrogó en 2012 cuando el fundador de la empresa, Lhéritier, ganó 170 millones de euros en la lotería, conoció finalmente su desenlace con su condena a cinco años de cárcel, con ingreso diferido en prisión.

También se impusieron penas de prisión al experto contable de Aristophil, Denis Potier, que fue condenado a dos años, y a un notario, un profesor de derecho y gestores de patrimonio de la empresa, condenados a penas de entre uno y dos años de cárcel.

La Casa de Subastas Aguttes fue la encargada de triar, inventariar y conservar las obras de Aristophil, e inició un proceso de restitución a sus propietarios, que aún no han podido recuperar más que un 7% del dinero invertido.