Antes de que las vacunas llegasen a frenar la propagación del covid-19 a nivel mundial, salvando miles de vidas. Fue un hombre olvidado por la ciencia quien hizo lo posible para evitar que nuestra realidad, hoy, sea mucho peor.
Según la información compartida por Forbes, el científico más responsable de este método crítico de administración es un bioquímico canadiense poco conocido de 57 años llamado Ian MacLachlan.
El entonces director de dos pequeñas empresas llamadas “Protiva Biotherapeutics” y “Tekmira Pharmaceuticals” fue quien desarrolló junto a su equipo la tecnología que hoy es tan crucial para la humanidad.
Pese a que su descubrimiento ha salvado a miles de vidas, ninguna gran compañía farmacéutica le reconoce su logro y mucho menos le pagan un solo peso por su tecnología pionera.
“Simplemente no iba a pasar el resto de mi vida lidiando con eso, pero no puedo escapar”, señaló MacLachlan a Forbes. “Abro mi navegador por la mañana y miro las noticias, y el 50% son vacunas, está en todas partes, y no tengo ninguna duda de que las vacunas están utilizando la tecnología que desarrollamos“, agregó.
El sistema MacLachlan
Las grandes compañías encargadas de suministrar hoy las vacunas contra el covid-19 señalaron en varias ocasiones que su tecnología de desarrollo es algo propio de ellas y que no se asemejan a la de MacLachlan. Sin embargo, los artículos científicos y documentos reglamentarios presentados ante la Administración de Medicamentos y Alimentos (FDA por sus siglas en inglés) señalan lo contrario.
Según los documentos, se señala que tanto Moderna como Pfizer-BioNTech utilizan un sistema de administración muy similar a la del equipo de MacLachlan.
El sisma consiste en un componente de cuatro lípidos cuidadosamente formulado que encapsula al ARNm en una partícula densa a través de un proceso de mezcla que involucra etanol y un aparato conector en T.
Según lo consignado por Forbes, Moderna afirmó estar usando su propio sistema de administración patentado, sin embargo, cuando llegó el momento de se hiciese la prueba de la vacuna en ratones, usaron, en proporciones idénticas, los mismos cuatro tipos de lípidos que la tecnología de MacLachlan.
Pese a esto, Modera insiste que su sistema es legitimo y que, aun teniendo una similitud con la de MacLachan, su vacuna cuenta con una nueva variación en uno de sus lípidos. La misma situación ocurrió con Pfizer.
¿Qué pasó con MacLachlan?
No todo el mundo ignoró a MacLachlan, la científica que sentó las bases para las terapias de ARNm, Katalin Karikó, comentó a Forbes que “Gran parte del mérito es para Ian MacLachlan por la LNP (nanopartícula lipídica)”.
Sin embargo, la ahora líder en el premio Nobel, señaló estar molesta con MacLachlan ya que no hizo nada para ayudar a usar su sistema de administración para construir su propia compañía de ARNm hace años. “Pudo ser un gran científico, pero carecía de visión“, compartió.
Las batallas legales desordenadas y luchas políticas internas dentro de la industria biofarmacéutica sobre el sistema de entrega habían afectado a Ian MacLachlan. El olvidado hombre renunció a su puesto en Tekmira hace 7 años y con ello, abandonó su brillante descubrimiento contra el covid-19 y cualquier posible recompensa financiera.
“Hay un equipo de personas que dieron gran parte de su vida al desarrollo de esta tecnología. Ellos dieron su corazón y su alma”, comentó MacLachlan a Forbes. “Estas personas trabajaron como perros y dieron lo mejor de sí mismos para desarrollarlo”, finalizó.
A través de su red de LinkedIn, muchos científicos compartieron su agradecimiento al científico: “Ian MacLachlan, gracias por ser brillante, un gran mentor, y espero que no lo olviden. Aprendí mucho de Ian y Mark Murray en Protiva y estoy muy contenta de que este artículo reconozca todo su arduo trabajo (¡y el de Lloyd y Lorne!), señaló Nelia Padilla.