Para el 2030, la observación astronómica desde Chile va a revolucionar la ciencia, puesto que los telescopios gigantes que se están instalando en el país recogerán miles de datos e imágenes que desentrañarán los misterios más profundos del universo.

Chile es la capital mundial de la astronomía y reafirmará este título en unos pocos años más, cuando los telescopios más poderosos del mundo terminen de instalarse en el norte del país.

Estos objetos, tan enormes que son difíciles de imaginar, marcarán un antes y un después en la observación astronómica. Sergio Vásquez, astrónomo, director ejecutivo de la Sociedad Chilena de Astronomía y autor del libro Viajemos por la Vía Láctea, comenta que estas instalaciones podrían cambiar la historia.

Hay una revolución que yo la encuentro comparativa a la primera vez que se construyó un telescopio y se miró el cielo, como lo hizo Galileo hace mucho tiempo atrás. Porque los instrumentos que se están construyendo hoy día van a tener una calidad y una posibilidad de exploración que es absolutamente diferente a cómo lo estábamos haciendo antes”, señala.

“Van a revolucionar nuestra manera de entender el universo. Nosotros tenemos una idea de como funciona el universo y muchas preguntas que no hemos podido responder. Pero estos grandes telescopios nos van a permitir indagar sobre lo que sabemos, darnos cuenta si lo que teníamos es correcto o no y nos van a dar pistas para respondernos esas grandes preguntas“, agrega.

3 telescopios que harán de Chile el epicentro de la astronomía

Actualmente, existen 3 importantes instalaciones para la observación astronómica que se están construyendo en Chile. Uno de ellos es el Telescopio Gigante de Magallanes (GMT), que es el más avanzado que existe en la Tierra a la fecha, un desafío ingenieril.

Este instrumento tendrá 7 espejos que serán los más grandes del mundo y se está armando en Vallenar, región de Atacama. Toda su estructura alcanzará los 65 metros de altura y se dedicará a buscar vida extraterrestre, estudiar la materia oscura y otros misterios del universo.

Por otro lado, en Antofagasta, está en proceso el Telescopio Extremadamente Grande (ELT), que tendrá un espejo principal de 39 metros, es el proyecto más ambicioso del Observatorio Europeo Austral (ESO).

Esta enorme estructura será el observatorio más grande del mundo y estará en el Cerro Armazones, abarcando un diámetro de 88 metros y unos 80 metros de altura, casi un tercio de la altura del Sky Costanera.

Pero entre toda esta tecnología, Sergio Vásquez, asegura que el más impresionante será el Observatorio Vera C. Rubin, que aunque más pequeño, con un espejo de sólo 9 metros, recogerá una cantidad de información inigualable.

“Ese va a obtener una cantidad de datos del cielo a la cual no estamos acostumbrados al día de hoy. Entonces eso también va a generar una revolución de la información. Vamos a ver el cielo vivo, vamos a dejar de ver el universo estático y vamos a tener uno dinámico“, plantea.

¿Por qué el cielo en Chile es tan especial y cómo nos convertirá en el "epicentro" de la astronomía?
Observatorio Europeo Austral (ESO)

¿Por qué es tan especial el cielo en Chile?

Chile no es capital de la astronomía por tener algunos de los telescopios terrestres más importantes del mundo, lo es porque tiene el cielo más privilegiado, donde la luz que viene de le espacio se puede captar con mayor facilidad.

“Nosotros exploramos principalmente el universo a través de la luz, si es alterada, nos da más trabajo o nos esconde información. Entonces necesitamos un cielo que altere lo menos posible la luz que viene del espacio”, explica Sergio.

Pero, ¿por qué los telescopios se construyen en el norte y no en el sur? Todo radica en los desiertos y el cielo abierto.

“La gracia de los desiertos, especialmente el desierto de Atacama, es que son lugares donde la luz se altera muy poco, entonces recibimos la información mucho menos contaminada desde el espacio y el norte de Chile tiene la particularidad de que estas condiciones son muy buenas en varios sentidos”, añade.

Las condiciones son ideales en lugares como el desierto de Atacama porque allí la mayoría de las noches están despejadas, “el cielo es muy estable, hay una muy baja humedad y los cerros tienen grandes extensiones donde se consiguen estas condiciones”.

Un cambio cultural para el cuidado de los cielos

La astronomía no es algo que tenga un bajo perfil en el país, y ha quedado demostrado por el interés colectivo cuando ocurren grandes fenómenos, como los eclipses, por ejemplo. Pero esta nueva ola de telescopios terrestres podría impulsar aún más el interés. Sergio plantea que “se nos viene un momento muy particular”.

“Cuando se lanzó el James Webb, arrojó sus primeras imágenes y la gente empezó a estar muy habida por saber lo que está observando el telescopio espacial. Y nos empezamos a dar cuenta de que había cosas que no sabíamos y que estas nuevas imágenes nos estaban mostrando, como galaxias más jóvenes de lo que pensábamos, etc. Eso, en unos años más, va a ocurrir desde Chile“, señala.

De acuerdo con el experto: “Chile va a ser el epicentro desde donde van a empezar a salir esas nuevas imágenes, nuevos datos, que van a tener al mundo pensando ¿qué está pasando en el universo?”.

Sin embargo, para sacar el máximo provecho a esto hay que cuidar los cielos. Factores como el incremento de la contaminación lumínica y la inmensa cantidad de satélites que orbitan la Tierra y que están obstruyendo parte de las observaciones astronómicas en distintos lugares del mundo, obstaculizan a los científicos.

“Es algo que nos tiene bastante preocupados a la comunidad astronómica, por varias razones. Por eso hablamos un poco del valor de los cielos quietos, de los cielos tranquilos, tanto en contaminación lumínica como en este nuevo tipo que son los satélites”, reflexiona.

Sergio dice que, no podemos desconocer el beneficio de los satélites, especialmente los que permiten el internet y las comunicaciones en zonas remotas, o los que se utilizan para estudios en manera de ciencia.

“Pero todo desarrollo tiene que poder convivir en distintos ámbitos y uno de ellos que queremos poner en palestra, es ver precisamente de qué manera queremos bajar o minimizar el impacto que tienen en la observación del cielo”, añade.

El astrónomo reconoce el cielo como un laboratorio natural para la astronomía y comenta que a nivel global se están haciendo ya algunos esfuerzos preliminares para regular la obstrucción que están comenzando los satélites. La compañía Starlink, de Elon Musk, es una de las que más perjudica la observación astronómica.

“La Unión Internacional de Astronomía hace poco creó una división para poder empezar a hablar del tema y buscar lineamientos que permitan generar políticas a nivel global, gubernamental y local también. Y desde la Sociedad Chilena de Astronomía, también está dentro de los planes de trabajo este tema”, dice.

Uno de nuestros desafíos es ver cómo sacarle más provecho a los laboratorios naturales, pero la pregunta es: ¿De qué manera vamos a dar el salto siguiente? ¿De qué manera queremos pararnos en esta siguiente etapa?”.

“Chile se está desarrollando y eso hace que los capitales crezcan, pero ¿de qué manera vamos a convivir con ese desarrollo en función de la observación astronómica? También es algo que tenemos que trabajar y es un desafío”, concluye.